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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Chile: una educación del siglo XIX

Estamos absolutamente estancados. Se sigue educando hoy como se educaba antes de la era digital. En Chile no se habla de aprendizajes del SXXI. Las escuelas no tienen conexión a Internet por lo que, por una parte, se pierde en capacidad de investigación del alumno, y por otra nos quedamos fuera de las maravillas de la tecnología.

Por Josefina Errazuriz
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Josefina Errazuriz es Experta Avonni. Fundadora y Directora de Innovacien.org, ONG que promueve la innovación en la educación. Estudió un Master en Educación en Harvard y trabajó en el Ministerio de Educación de Estados Unidos. Fue Directora Comercial de Un Techo para Chile.

Llevamos un tiempo discutiendo sobre qué es lo mejor en educación y cuál es el sistema que debiéramos acoger. Y mientras reflexionamos sobre el modelo, nos olvidamos de avanzar en lo esencial.

Nuestro cerebro no está dividido en compartimentos separados donde sumamos, o leemos, o miramos, o cantamos; cada una de estas actividades se realizan en su potencia de funcionar las unas con las otras. En ese sentido, el aprendizaje por lo tanto, tampoco es compartimentalizado sino que interdisciplinario. ¿Si queremos enseñar historia, por qué no aprovechar en el mismo contexto de enseñar literatura o biología con el mismo texto histórico?

El año pasado estuve en un colegio en Cambridge, Massachusetts, donde todo lo que se veía en la sala era hecho por los niños: animales colgados por todas partes, ya que durante todo el año se dedicaron a estudiar sólo el mundo de los mamíferos. Habían hecho esculturas, aprendido historia, subido cerros. Otro ejemplo: una de mis amigas gringas recorrió este verano las pingüineras de Torres del Paine y me contó que estaba feliz porque su hija durante todo el primer semestre había aprendido sólo de pingüinos. ¡Sólo de pingüinos!. Y esto se hace en el mejor colegio de Sillicon Valley.

El mundo va en esa dirección. Hacia eliminar la educación por asignaturas como lenguaje, historia, matemáticas, y educar mediante un aprendizaje basado en proyectos. Éste es el modelo que Finlandia ya implantó y donde los objetivos curriculares son por proyectos interdisciplinarios y nos por disciplinas aisladas.

La situación en Chile es que este nuevo camino que parece bastante razonable, se encuentra anulado porque nuestros alumnos siguen viendo la Edad Media en historia, los oficios en ciencias naturales, la fábula en lenguaje, cómo tomar el tren en inglés y la célula en biología. ¡Todo eso en una misma semana!

Estamos absolutamente estancados. Se sigue educando hoy como se educaba antes de la era digital. En Chile no se habla de aprendizajes del SXXI. Las escuelas no tienen conexión a Internet por lo que, por una parte, se pierde en capacidad de investigación del alumno, y por otra nos quedamos fuera de las maravillas de la tecnología.

Es increíble que en Chile se gradúen más del 80% de los alumnos sin pisar las salas de computación y los colegios estén repletos de computadores sin conexión que nadie sabe cómo usar. Hoy enseñamos a memorizar. ¿Por qué enseñar la Revolución Francesa si los niños la pueden investigar y después presentársela al profesor? ¿Por qué no recorrer los museos del Louvre con Google Museum? ¿O ver paso a paso el proceso de extracción de la centolla de Juan Fernández mediante Youtube? ¿Por qué no construir una solución habitacional para la catástrofe del norte en 3D, y así aprender historia, ciencias naturales, matemática, solidaridad, tecnología, etc.?

Hoy las empresas buscan un trabajador distinto, autónomo, proactivo, que sepa trabajar en colectivo, que sepa liderar procesos de cambio, que sea solidario y busque aportar a su comunidad, y sin embargo no lo educamos para ello. Si los niños viven en comunidades participativas, comunicados con sus amigos a través de las tecnologías, ¿cómo llegan a las salas de clases y les decimos aprendan solos y memoricen, en vez de pedirles que por ejemplo creen un videojuego con sus compañeros sobre la evolución?

Ellos han entendido que educar es tarea de todos, y también que el emprendimiento no es hacer un negocio sino es una manera de pensar, de pensar creativamente solucionando problemas reales. Es aprender haciendo, es despertar a los niños y decirles: tú tienes algo que decir.

Por eso digo que educación, lo esencial es invisible a los ojos. ¿Vamos a seguir conformándonos con un sistema pre revolución digital porque “es lo que hay”?

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