La niña transexual de Chicureo: la realidad de la infancia trans en Chile
Muchas interrogantes se abren en este caso ¿Puede diagnosticarse la transexualidad a tan temprana edad?, ¿hizo bien el Colegio en no permitirle vestirse con vestido ni comportarse como niña?, ¿hacen bien sus padres en apoyar el deseo de su hija?
Janet Noseda es Psicóloga. Magister en psicología clínica. Especialista en género y diversidad sexual.
Hace pocos días, un Colegio de Chicureo se negó a respetar la identidad de género de una niña transexual de cinco años. Los padres, optaron por retirarla del Colegio en cuestión e iniciar acciones legales, en medio de la expectación de la ciudadanía y la intensa reacción de la prensa.
Como psicóloga clínica que se ha especializado en personas transexuales y transgéneras, aplaudo la decisión de sus padres de respetar la identidad de género de la niña, acción que pocas veces he escuchado en los relatos de las personas transexuales adultas que me consultan. Más, me pregunto si toda esta exposición de la pequeña será algo positivo para ella, en vista de que estoy segura de que la mayor parte de la audiencia que lee o escucha este caso, ni siquiera sabe lo que es una persona transexual, a qué nos referimos con identidad de género o simplemente, como ocurre en la mayoría de los casos, se tacha a la persona como loca, producto de una profunda ignorancia.
Cuando hablamos de transexualidad, nos referimos a una persona que desarrolló un género diferente al esperado socialmente a su sexo o genitales ¿Qué es el género? El sentimiento de ser mujer u hombre y que asocia realizar un repertorio de conductas.
Por ejemplo, una persona que siente que es una mujer, a partir de la observación de sus genitales, en este caso vagina y de cómo la trataron sus padres y cómo se identificó ella misma, realizará conductas asociadas a la feminidad: probablemente elegirá jugar con muñecas en vez de jugar a la pelota, usará vestidos, etc.
Más allá del asunto, a mi gusto importantísimo, de cómo la sociedad crea dos tipos de género y sus respectivas conductas asociadas, es necesario visibilizar que hay personas que, utilizando el ejemplo anterior, observan que tienen como genital una vagina pero desarrollan una identidad de género masculina. Se sienten hombres y realizan todas las conductas asociadas a la masculinidad: corte de pelo, pantalones, juegos bruscos… ante generalmente, el castigo y preocupación de sus padres.
El caso de la niña de Chicureo corresponde a un caso típico de transexualidad infantil, en donde aquel ser humano que con los genitales que la sociedad asocia a “ser hombre”, desarrolló una identidad de género de mujer.
Muchas interrogantes se abren en este caso ¿Puede diagnosticarse la transexualidad a tan temprana edad?, ¿hizo bien el Colegio en no permitirle vestirse con vestido ni comportarse como niña?, ¿hacen bien sus padres en apoyar el deseo de su hija?
A la edad de tres años, las personas ya muestran una identidad de género mayoritariamente estable y buscan realizar conductas que refuercen esta imagen de sí mismos, de quien creen ser, elemento básico en el establecimiento de la identidad. Así ocurre en todas las personas y no es diferente en el caso de las personas transexuales. La infancia trans, muestra ya patrones asociados al género “contrario” y a los tres años, donde los niños y niñas lloran y patalean si se les trata como un niño, si sienten que son una niña y viceversa.
De hecho, la infancia trans es un período altamente vulnerable, puesto que de recibir castigos o de ser obligados a vestirse o actuar de una forma que no les hace sentido y que más bien les resulta humillante y los degrada, puede causar heridas emocionales profundas, tales como baja auto estima, depresión y más tarde, en el período de la adolescencia, pueden existir intentos suicidas y abuso de alcohol y drogas. Esto sumado por supuesto, a las molestias que sufren precisamente, en la escuela.
Lo recomendable desde el ámbito de la salud mental con niños y niñas transexuales, es respetar su identidad de género y acompañarlos de forma respetuosa. Es el niño o la niña quien establece cuál es su género y no la sociedad. El género no se desarrolla de forma biológica, es un constructo social y todas las personas tienen el derecho a establecer su propia identidad de género. Si bien a la edad de cinco años no es posible aún ningún tipo de “diagnóstico”, puesto que los niños y niñas sufren cambios en toda su etapa de desarrollo, hasta la mayoría de edad, se está desarrollando una identidad de género que ya prácticamente, ha sido establecida.
La sociedad debería, a mi parecer, saber más acerca de los géneros y de las diferencias que presentamos los seres humanos, siendo que todos y todas somos igualmente válidos en nuestras diferencias y entender que no necesariamente, a cierto genital le seguirá cierto género.
Me parece que esta falta de información sobre infancia y adolescencia LGBTI, fue lo que llevó al Colegio a tomar tan lamentable medida, que espero, pueda ser reparada en esta niña. Urge entonces, que el Ministerio de Educación tome cartas en el asunto.
Tal como existe el cuento “Nicolás tiene dos papás”, inspirado en versiones extranjeras para enseñar que existen familia homoparentales a los niños desde pequeños, ayudando a la víctima e informando a quienes realizan bullying, existen cuentos para explicar la transexualidad. Un buen ejemplo es el cuento “El vestido de mami”, utilizado en Europa para explicar la transexualidad en las escuelas y poder integrar a niños y niñas transexuales, sin que profesores, apoderados y demás niños reaccionen de forma discriminadora o violenta.
Vuelvo a felicitar a estos padres, porque están preeviniendo lo que he visto tantas veces: personas profundamente deprimidas, con dolorosas historias de rechazo e inclusive castigo físico por tener una identidad de género distinta. Creo que la historia sería diferente si las familias y las escuelas estuvieran bien informadas y no forzaran a los niños a vestir de azul y a las niñas de rosado, como si la riqueza de los seres humanos sólo se redujera a dos “tipos”.