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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Esperando We Tripantu y ese feriado que nos una

La jornada de espera del 24 de junio, la noche más larga del hemisferio sur, no sólo significa un lento reconocimiento a nuestros pueblos, sino que una mezquina forma de mirar lo propio y sobreponer otras fechas (no tan) simbólicas que generalmente tienen un origen occidentalmente religioso o de tono bélico, cosa contraria sería celebrar la naturaleza, el cambio de ciclo o la vuelta del sol, algo que prácticamente hacen muchas culturas, pero acá aún siguen sin reconocimiento.

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Octavio Morales Rojas es Periodista de la Universidad Católica del Norte, activista digital y ciclista, estudió Democracia y Buen Gobierno en la Universidad de Salamanca, hoy es Coordinador General de la ONG Agenda Laica.

Aunque la Noche de San Juan no tiene nada que ver con el movimiento de los planetas en torno al sol, la noche pagana de los cristianos toma fuerza con la realización de ritos de superstición y el relato de historias o leyendas que den miedo o nos inviten a cantar bajo una higuera, a mirarnos en un espejo bajo la luz de las velas, a tirar tres papas peladas de distinto modo bajo una cama para después ser retirada e interpretar su suerte o manchar papelitos con tinta antes de irnos a dormir, situaciones que se han olvidado de la vida en ciudad y se viven con mayor intensidad en el campo.

Respecto a lo originario, la nueva salida del sol es reconocida como Inti Raymi o Machaq Mara en los pueblos de origen quechua y aymara respectivamente, ya en Rapa Nui se conoce como Aringa Ora o Koro y ya para nuestra cultura mapuche, la más expandida por el territorio, se le conoce como We Tripantu o Wexipantü, que es una celebración que parte el 21 de junio y culmina el 24 del mismo mes. De igual modo, el sol es celebrado de modo no masivo, para algunos como un año nuevo, para otros un proceso de equilibrios, renacimiento y vida.

Incluir elementos multiculturales para un nuevo feriado civil y simbólico, nos obliga a reconocer lo local y a complementar la costumbre con una mirada de respeto no sólo etnográfica, sino que también medioambiental, ya que el elemento de naturaleza que tienen la culturas latinoamericanas al reconocer la importancia de la naturaleza, el agua y el sol, nos da una mirada integral y respetuosa de lo que deberíamos buscar en la formación de ciudadanos.

Conmemoración del Día Mundial del Turismo con el lema "Acercamiento de la Culturas".

Aunque el Día Nacional de los Pueblos Indígenas, existe como reconocimiento por la CONADI, efectivamente sólo queda en decreto y papel para un grupo de personas, segregando a cada pueblo y entregando un elemento de integración legal que no termina en inclusión social, ya que tampoco ofrece la posibilidad de interacción y aprendizaje que debería otorgar una real fiesta. Acaso alguien que se considera mapuche y tiene arraigada sus costumbres ¿Puede faltar al trabajo un día tan importante como éste? Algo inusual si consideramos que los chilenos deben cesar sus actividades 3 veces al año, los días 16 de julio, 15 de agosto y 08 de diciembre para conmemorar a la virgen, siendo que muchos de ellos ni siquiera podrían recitar un Ave María por completo, lo que a la larga es algo no efectivo para un país que tiene más cosas significativas que resaltar y educar.

Un nuevo ordenamiento de las fechas civiles, en especial los feriados, no es algo nuevo a discutir en instituciones de carácter laico donde esperamos que todas las culturas conversen en un tono de respeto, sin ser una más superior que otra, ya que significan un reconocimiento que pone a familias, organizaciones, instituciones, medios, colegios y universidades con los contenidos que nos entregan identidad, y en ese sello esperamos que se reconozcan fechas con ingredientes de tolerancia, respeto y diversidad, evitando los feriados caudillistas y bélicos, ya que no nos integran, sino que al revés, nos separan como sociedad. Casos nefastos para olvidar son el Día de la Raza y el 11 de septiembre.

Dicen que el solsticio de invierno trae cosas nuevas, esperemos que junto a la nueva vuelta del sol, este reconocimiento tome fuerza y a futuro se convierta en el más festivo de todos, el mismo que mediante el calor fraternal que entregan los pueblos que saben convivir con su entorno y sus pares, puedan ser una muestra de orgullo y diversidad plurinacional, la misma que aún no logramos obtener como país, ni continente.

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