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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

El ruido de cacerolas que el gobierno no quiere escuchar

Hace algunos días atrás sufrí un hurto en mi lugar de trabajo, si bien a nadie le pasó nada y solo perdí objetos materiales, la sensación que queda es de inseguridad e impotencia de perder tus cosas que te costaron esfuerzo obtener. Dicha situación me lleva a pensar en los casos que son mucho más graves y que vemos en las noticias casi a diario, como cuando entran a robar a una casa y sus habitantes son agredidos, o un caso reciente en que los delincuentes quemaron vivo a un cajero de un Servipag por oponerse al robo que ocurría en la sucursal.

Por José Francisco Lagos
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José Francisco Lagos es Presidente de la Fundación Chile Siempre

Ante esta realidad es que diversos actores sociales organizaron un cacerolazo y otras formas de protesta contra la delincuencia, que buscan volver a poner el tema en la palestra pública, para que el gobierno comprenda esta prioridad y empiece una agenda urgente en materia de seguridad. Fueron muchas personas las que se manifestaron en diversos lugares de Santiago, lo que pudimos ver en diversos medios a través de vídeos en las redes sociales. El 57% de la población señaló en la encuesta CADEM que es necesario que la delincuencia sea la prioridad uno del gobierno, y por algo será.

Sin embargo dicha manifestación ha tenido detractores, algunos incluso en el oficialismo. Llama la atención los argumentos esgrimidos por los críticos, que lamentablemente incorporan un elemento importante de clasismo. Es que lo que manifiesta el rechazo a la delincuencia no refiere solo a un carácter meramente materialista de perder los bienes propios, sino que es la constante inseguridad de no saber si nuestros cercanos van a llegar bien de sus trabajos o lugares de estudio, o si van a estar tranquilos en sus propias casas.

Lo que debemos entender es que la delincuencia no se produce en lugares específicos o a personas de determinado nivel socioeconómico. Por ejemplo en Puente Alto el índice de victimización (hogares que declaran que alguno de sus miembros fue víctima de delito en los últimos doce meses) es superior a la media de la Región Metropolitana y al del país.

Por lo anterior es que debemos buscar soluciones concretas para avanzar en seguridad ciudadana, por ejemplo mejorar las condiciones de presidio y la reinserción social de quienes han cometido delitos, ya que muchos de quienes son sorprendidos cometiéndolos ya lo han hecho previamente, por tanto la cárcel resulta ser más bien una escuela de delincuencia que un medio para que estas personas se reeduquen.

Otro aspecto importante es mejorar la investigación de los delitos y la persecución de éstos para evitar la impunidad. Con estas y otras medidas debemos avanzar pero con paso seguro, no de manera dubitativa como lamentablemente lo ha hecho el gobierno.

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