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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

El rechazo de Providencia a la equidad para nuestros niños y niñas

Ayer fuimos testigos de un hecho vergonzoso, que atenta contra la equidad de un sistema educativo que, con esfuerzo, busca sortear las dificultades de las familias y entregar una educación de calidad a sus hijos e hijas. Concejales de derecha y ex PPD, de la Municipalidad de Providencia, rechazaron la idea de licitar un terreno de 500 metros cuadrados, que permitiría el acceso de 48 nuevos párvulos a una sala cuna y jardín infantil.

Por Danilo Olivares Vera
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Danilo Olivares Vera es Investigador de Política Educativa de Educación 2020. Cientista Político de la Universidad Alberto Hurtado. Realizó su tesis en Políticas educativas preescolares, trabajó en programas de reconstrucción y catastro calle.

Las justificaciones aún no son claras. Se dijo que dicha estructura atendería a población flotante, es decir, que no reside en la comuna. Seamos sinceros, la plusvalía económica y de suelo de Providencia, durante los últimos años, es mucho más rentable que cualquier sala cuna o jardín infantil que pueda posicionarse en el sector, sabiendo que el metro cuadrado de terreno, actualmente, bordea las 25 UF.

Defender la idea implícita de brindar una educación de calidad solo para “mi entorno cercano”, demuestra la segregación de nuestro sistema educativo, estableciendo ghettos de discriminación, donde las salas de clases son incluso más segregadas que nuestras propias ciudades.

En Santiago, diariamente, se realizan más de un millón quinientos mil  viajes en Metro, 500 mil en  bicicleta y más de 4  millones en Transantiago. Claramente, la gente se moviliza y su lugar de residencia no coincide con su lugar de trabajo o estudio. Por ende, la fundamentación de brindar educación temprana hacia los sectores residentes es un argumento contradictorio y poco fundamentado, si solo consideramos un par de variables para visualizar el comportamiento de una ciudad, en la que el polo de desarrollo, económico y cultural, es centrípeto.

Es probable que quienes rechazaron la iniciativa desconozcan la importancia de la Educación Parvularia y su potencial cuando se imparte con altos estándares de calidad. Niños y niñas, estimulados y cuidados, logran ventajas sustantivas, emocionales e intelectuales, que inciden directamente en su desempeño futuro y en el de sus cercanos. La educación temprana moldea su desarrollo y marca una diferencia en su experiencia de vida y en la de sus familias.

Investigaciones médicas han demostrado que el cerebro de los niños y niñas menores a un año son como una gran esponja, susceptible a ser moldeada, obteniendo importantes efectos de largo plazo en su desarrollo psicosocial e inteligencia. Los primeros cinco años de vida concentran los mayores momentos de plasticidad cerebral, por la generación de mielina, hormona que permite la absorción de información, la rapidez y automatización de los aprendizajes.

Dentro de los factores que determinan el desempeño futuro en la educación escolar, se encuentra la incorporación temprana de niños y niñas al sistema educativo, así lo evidencian los últimos resultados Terce, que adjudican la asistencia a la Educación Parvularia como un factor favorable al desempeño académico futuro de los estudiantes.

Las diferencias de aprendizajes en niños y niñas comienzan a darse después de los 36 meses de edad, cuando sus pares de sectores más ricos ya manejan hasta 5 mil palabras más que aquellos residentes en sectores empobrecidos. Sin embargo, “diferencia”, “clasificación” o “segregación” son términos inexistente a esta edad. “Juego”, “alegría” o “aprendizaje” sí inundan sus rincones. No seamos los adultos quienes coartemos estas posibilidades de crecimiento, basados en intereses personales. Nuestros niños y niñas merecen más.

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