Sobre el cuidado de la casa común: una encíclica progresista y radical
A pesar de ser un país con fuerte presencia católica, poco se ha escuchado en Chile sobre la nueva Encíclica Papal “Laudato Si: sobre el cuidado de la casa común”, que analiza los problemas medio ambientales de nuestro planeta y propone una serie de medidas para protegerlo (de nosotros mismos). Por suerte, en el extranjero hubo gran cobertura del documento que muchos han calificado como progresista y radical.
Maisa Rojas es Maisa Rojas es Directora del Núcleo Científico Milenio de Paleoclima, Investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y Profesora Asociada en el Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile. Especialista en variabilidad del clima, experta en modelación del clima y activa participante en la comunidad internacional en modelación de paleoclima. Es una de la autoras chilenas del IPCC.
Como sucede con la mayoría de los temas relacionados al cambio climático, los círculos conservadores de Estados Unidos -cristianos y republicanos, mayoritariamente- han manifestado su descontento ante este mensaje, pues consideran que el Sumo Pontífice no debería opinar sobre ciencia. Por mi parte, y sin tener mayor formación teológica, aplaudo esta Encíclica por pronunciarse sobre un tema, literalmente, tan terrenal: nuestra casa.
El documento no solamente da cuenta de la visión integral que tiene el Papa sobre el medio ambiente y el cambio climático, sino que también es un llamado urgente a la acción que pretende tener un impacto real en las negociaciones sobre cambio climático. Por ello, no es casualidad que la Encíclica aparezca cuando se ve en el horizonte la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático COP21 que se desarrollará a principios de diciembre en París, y donde se espera lograr un acuerdo global vinculante de reducción de gases de efecto invernadero.
La relación que hace el líder de la Iglesia Católica entre desarrollo, pobreza, consumismo y un planeta que ya no se sostiene, va directo al corazón del sistema socio-económico imperante. Así, define que la gran crisis del planeta es una compleja crisis de carácter socio-ambiental.
Uno de los temas particulares que se menciona en la Encíclica, y que nos afecta directamente como país en el escenario de megasequía actual, es el manejo y disponibilidad de recursos hídricos. De hecho, el Papa escribe en “Laudato Si” que “El acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos”.
Otro punto interesante, es que Francisco atribuye el origen de los problemas medio ambientales al consumismo desenfrenado más que al aumento de la población mundial. Desde la ciencia esta afirmación es cuestionable, ya que la explosión demográfica es uno de los forzantes fundamentales del cambio climático, teniendo como consecuencia el mayor consumo de recursos.
Compartiendo o no sus creencias religiosas, se agradece que una figura tan relevante como el Papa tenga una actitud propositiva frente al cambio global. Esto pone de manifiesto la transversalidad de un fenómenos que no sólo compete a los científicos, sino a todos los habitantes de nuestra casa común.