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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Mientras más colaborativos, más felices somos

A lo largo de la historia, una infinidad de grandes sabios han concluido que la felicidad alcanza su plenitud cuando en vez de perseguir la satisfacción de nuestro ego, los seres humanos nos entregamos al resto. Algunas veces esta reflexión es percibida desde un enfoque social, una especie de inmolación por el resto, pero no es más que una forma bastante lógica para sentirse uno más vivo.

Por Isidora Undurraga
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Isidora Undurraga es Directora del Premio Nacional de Innovación Avonni

Nuestro día a día está compuesto de muchas oportunidades para interactuar y sumarse al entorno, o elegir aislarse y ensimismarse. Un ejemplo de lo primero es el grupo de vecinos que se junta a hacer deporte en la plaza del barrio, quienes crean un grupo de whatssap para estar protegidos como vecinos frente a la delincuencia o los clubes de lectores que reúnen a los amantes de la literatura.

Generaciones como la mía, la de mis padres y abuelos, crecimos bajo la idea de que para alcanzar el éxito, de alguna forma debíamos seguir a un líder o la experiencia de vida de algún referente. Pero observando a las nuevas generaciones uno puede ver que han cambiado ese chip. A la generación Z los mueven las oportunidades y causas colectivas a las cuales sumarse por un tema de afinidad y gusto, donde su individualidad es muy importante y respetada, pero es una pieza de un mapa mayor.

Esta forma de ver la vida hace sentido, como decía al principio, porque uno se siente más realizado en la medida que comprueba que el esfuerzo personal tiene un impacto colectivo; más realización en la medida que el trabajo beneficia a más personas que a uno mismo.

Los innovadores son un buen ejemplo de ello. En mis años viendo casos de distintos rubros, puedo afirmar que su valor radica en una particular cualidad para el trabajo en equipo, colaborativo y multidisciplinario, en donde todos, con sus diferencias, avanzan hacia el mismo fin. Esta fórmula permite alcanzar soluciones exponenciales y completas, por la variedad de factores desarrollándose en pro de un objetivo común, las distintas visiones suman, no son un obstáculo.

Los datos arrojados por el primer Perfil del Innovador en Chile, elaborado por Avonni y PLEINudp, barren con uno de los mitos clásicos que se tiene sobre los innovadores, y es que trabajan aislados. La innovación es una instancia colaborativa, en la que los procesos de creación no están encerrados en un laboratorio o la sala de una universidad; las soluciones son más robustas cuando se alinean distintos sectores de la sociedad como lo son la academia, el mundo público, la sociedad civil y el privado.

He visto cómo de forma colaborativa se ha logrado reconstruir la ciudad de Constitución tras el maremoto gracias a la acción conjunta de privados, el esfuerzo público, emprendedores y la misma ciudadanía. He visto cómo, gracias a la misma colaboración, se han disminuido índices de obesidad en escuelas de varios municipios del país. Y soy testigo de cómo una plataforma colaborativa de periodismo de datos mapea quién es quién en los negocios y la política, usando información pública para generar mayor transparencia. Conozco el “Dicom positivo”, que permite dar acceso a aquellos que nunca han podido acceder a créditos, y así una gran cantidad de ejemplos que me encantaría seguir contando.

Los innovadores son quienes lideran hoy en día el aporte de soluciones a problemas colectivos, desde una mirada colaborativa, porque entienden el valor de soluciones que afectan a una gran cantidad de personas. Dar visibilidad a aquellos que generan valor a través de este cambio es nuestra pasión y misión.

Que nuestro premio se acerque a cumplir diez años de existencia, y que tengamos una comunidad de más de 2.000 personas entre ganadores, finalistas, expertos evaluadores y postulantes, son prueba que nuestra causa está tomando peso y está siendo escuchada.

Se está construyendo un nuevo Chile con nuevas fórmulas, hay variados espacios en donde sumarse y ser un aporte. El mundo de la innovación se alimenta de la colaboración y de la responsabilidad que ese trabajo conlleva, aquellos que se encuentren estancados, o sientan que tienen que realizar un cambio, los animo a sumarse a los distintos espacios que existen, la acción es la mejor herramienta a la desesperanza y apatía. Cada persona tiene una pasión que puede compartir y en la medida que a más personas llegue más valor será creado, y así debiera irse construyendo el futuro. No tenemos excusas sino miedos internos que no nos permiten hacerlo. Y esos miedos son fantasmas que hay que aprender a atravesar.

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