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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

País roto

Suena duro decirlo, pero el de este año es un Chile roto. Así, aunque no nos parezca a simple vista, y las "macro-cifras" nos hablen de otra cosa, o las imágenes hacia el mundo cuenten otra historia. Un jarrón se hace mil pedazos si cae al suelo, una casa se destruye si terremotea, pero un país puede romperse de distintas formas, a distintos niveles, por etapas ir esparciéndose en la desintegración social, la vulnerabilidad, la soledad, las diferencias, las inequidades territoriales. Son procesos, como todo, pero es mejor no tapar el sol con un dedo, porque de tanto en tanto viene un desastre natural, y la vulnerabilidad queda al desnudo. Nos pasó el 27F, nos pasó en Valparaíso, en Iquique y Alto Hospicio, en Atacama, en Coquimbo. Chile es un país en permanente reconstrucción, y quizá ese es nuestro destino, ¿qué oportunidades podemos encontrar en este hecho?

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Felipe Petit-Laurent es Ingeniero Comercial y en Turismo, Magister en Administración de Empresas con mención en RRHH y tiene un Diploma en Políticas Públicas y Superación de Pobreza para América Latina. En 2002 - 2003 fue profesional SERVICIO PAÍS en la comuna de San Fabián de Alico, región del Biobío. En 2007 retorna a la Fundación Superación de la Pobreza y asume la dirección del Programa Servicio País en la región del Biobío. Desde 2009 y hasta asumir la dirección nacional de SERVICIO PAÍS en marzo de 2014, se desempeñó como director regional de la Fundación Superación Pobreza la región de La Araucanía.

Chile ha estado quebrado antes, eso lo sabemos. Quizá son las mismas heridas que no sanaron del todo en 25 años y que se empiezan a abrir de formas diversas, con anhelos ciudadanos de mejor democracia, de respeto a los derechos, de valoración de la diversidad, de mayor equidad. Quizá nuestro país no alcanza en 25 años a aprender para sanar. La vara de buen vivir en esta época es una muy alta, más alta que la aspiración de pagar la deuda social que asomaba a principios de los 90, más alta que la derogación de las leyes dictatoriales, más importante que asumir que tenemos corrupción en la política y en diversas esferas o más fundamental que la discusión sobre el rol del Estado en focalización o protección social universal. Se trata de tomar ahora las decisiones que nos convertirán en un país y no en otro en 50 años, se trata de que como sociedad tengamos la oportunidad de incidir en el futuro, de participar en esta reconstrucción permanente.

Para esta reconstrucción se necesita voluntad política, transparencia, cohesión social, mejor distribución de la riqueza, solidaridad. Se necesitan chilenos y chilenas dispuestos a pensar en “nuestro” país y no solo en “mi” vida. Se necesitan voluntarios para el bien común y no individual. Se necesita gente buena tanto para escribir una nueva constitución como para trabajar en el pueblito más alejado fomentando la asociatividad para que el grupo de artesanas pueda exportar sus productos al mundo.

Un país que se ha roto de distintas maneras, desde la confianza en instituciones y políticos hasta la geografía, el territorio, los paisajes, necesita personas dispuestas. Por ello estamos muy orgullosos de los profesionales que en estos pocos días de campaña han postulado a Servicio País. No tanto porque supongamos que postulen solo personas que tengan interés en el bien común y nada en el propio, sino que objetivamente sabemos, gracias a los estudios que desarrollamos este año, que para todos los seleccionados, esta experiencia sí los convertirá en esas personas que en nuestro país hacen falta.

Tanto las y los Servicio País, como otros jóvenes que trabajan como voluntarios profesionales, son reconstructores de Chile: desde las confianzas más íntimas en el seno de seres humanos cultores de un mismo oficio, los artesanos, los apicultores, los agricultores; o entre viejos conocidos que heredaron la sabiduría del mar, los sindicatos pesqueros, algueros, mariscadores; o viviendo en conjunto con habitantes de un mismo territorio, re-estableciendo vínculos en juntas de vecinos; comunidades escolares, zonas afectadas por catástrofes naturales y sociales.

Es en conjunto con todos ellos, contando con ellos, los habitantes de nuestro país, que se debe reconstruir Chile, en todas sus fracturas, y no sólo cuando se ha roto producto de catástrofes naturales, sino también cuando se ve afectado por el egoísmo, la ambición desmedida, el interés propio o la pequeñez humana.

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