El nacimiento de un tercer referente: la oportunidad histórica de jubilar a los dos viejos bandos de la política chilena
Hoy en Chile son muchos los problemas y necesidades a resolver como consecuencia de los desastres naturales, la desigualdad y la desaceleración económica. Hay distintas visiones y formas posibles de abordar todos estos desafíos y sin ir más lejos, la Presidenta Bachelet anunciaba hace unas semanas en cadena nacional algunos de ellos. Sin embargo, más allá del gobierno de turno, los partidos políticos tradicionales no han sabido, o no han querido, interpretar lo que la sociedad demanda.
Paul Laskowsky es Psicólogo Postgraduado en Análisis y Comunicación Política U. Autónoma de Barcelona. Encargado Relaciones Exteriores de Amplitud.
Que la credibilidad y la confianza en nuestros representantes políticos casi ha desaparecido ya no es noticia. Vemos todos los días con desilusión que los viejos partidos definitivamente se han anquilosado en el poder y hoy sólo se diferencian en el nombre y en su color político, pero en la práctica se han hipertrofiado y son exactamente lo mismo en cuanto a la falta de propuestas: ningún proyecto país, sin voluntad de regeneración democrática, corrupción, sectarismo e incapacidad para asumir, enmendar errores y alcanzar acuerdos que mejoren la calidad de vida de todas las personas y de nuestra política.
Si queremos revertir la situación y cambiar esta dinámica en los próximos años, lo primero que deberíamos hacer es asumir la máxima de Albert Einstein: para conseguir resultados distintos no podemos seguir haciendo más de lo mismo.
Es por eso que la conformación de un nuevo bloque o “tercer referente” del centro liberal conformado por Amplitud, Fuerza Pública y Red Liberal es una muy buena noticia para todos quienes creemos en la libertad de las personas, de emprendimiento y la construcción de una institucionalidad política mucho más democrática.
Es que después de 25 años de confrontación entre dos bandos –izquierda y derecha – cómo no va a ser bienvenido que tengamos por primera vez una tercera opción que defienda las libertades individuales por encima de las ideologías de polos opuestos heredadas de las confrontaciones del pasado y que tenga por objetivo lograr un Chile más democrático, diverso y justo.
Un “tercer referente” que tenga las manos limpias y que haga política, no para algunos pocos o para los mismos de siempre, sino para todos quienes vivimos en este país, sin excepciones, pero especialmente para la tan aporreada clase media y las PYMES. Que defienda la participación y la convivencia democrática y cuya principal motivación sea restablecer la confianza y los puentes rotos, con una ciudadanía desilusionada, molesta y distanciada de sus representantes.
La confianza se construye y se gana con proyecto, con ganas de diálogo sincero y con responsabilidad en las consecuencias de las acciones que se acometen. Porque hacer política se trata de eso, de mejorar la vida de los ciudadanos solucionando los problemas reales que tenemos todos, al margen de la arrogancia y la miopía política de sostener empecinadamente ideologías “sin renuncia”.
La crisis de credibilidad y confianza está siendo una oportunidad. Una oportunidad para que la vieja lógica que representa la dicotomía ezquizofrenizante de los dos conglomerados que nos separan, y que ya no representa los intereses de los chilenos, sea sustituida por una nueva generación del centro liberal capaz de ver los problemas y las necesidades del país de otra manera, que sin socavar los fundamentos del sistema democrático ni con experimentos populistas, promuevan y lleven a cabo de manera sensata el tan esperado recambio democrático que Chile pide a gritos.
Esto no se trata de echar abajo lo construido hasta ahora, se trata de levantar desde lo que hay – o de lo que nos van dejando en pie- una tercera alternativa que reposicione los intereses, las visiones y los proyectos de vida de las personas donde siempre debieron estar: en el centro de todas las políticas públicas, que promuevan un país más libre, justo y democrático, capaz de cumplir con las exigencias actuales de una sociedad tan diversa como involucrada con la definición de su propio destino.
Los que hemos decidido embarcarnos en este desafío no es para seguir jugando a las estrategias de los partidos tradicionales. La propuesta es otra, es la propuesta de la ilusión de saber que ahora hay una oportunidad para hacer las cosas de manera diferente. Este “tercer referente” constituido por Amplitud, Fuerza Pública y Red Liberal es la oportunidad histórica de jubilar de una buena vez la división del pasado y dejar atrás la dañina confrontación a la que nos tienen tan acostumbrados los dos viejos bandos.
Kennedy señaló alguna vez que “ser valiente no requiere cualidades excepcionales, es una oportunidad que a todos se nos ofrece, especialmente a los políticos”. Y tanto en la política, como en la vida misma, las oportunidades hay que saber aprovecharlas.