Chile: ¿El mejor país de América Latina para morir?
Esta semana un estudio difundido en Londres por The Economist Intelligence Unit publicó los resultados de su “Índice de Calidad de Muerte”, donde analizó los cuidados paliativos hacia el final de la vida en 80 países. En éste, el Reino Unido fue el país que mejor trato ofrece a quienes están muriendo, gracias a sus políticas públicas sanitarias, una fuerte red de centros para enfermos terminales y un importante compromiso de la sociedad en este tema.
Francisco León es Doctor en Filosofía y Letras, Universidad de Valladolid, España. Magíster en Bioética, Universidad de Santiago de Compostela. Desde 1989 se ha dedicado a la docencia e investigación en Bioética. Director del Programa de Bioética de Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Central de Chile
Chile, quizá para sorpresa de muchos, aparece en el ranking como la mejor nación de América Latina en este ámbito, pese a las dificultades que vive el sistema de salud público que cubre a más del 80% de la población.
¿Qué significa morir bien? Se trata de que toda persona tenga el derecho a una muerte digna, con atención médica oportuna y cuidados paliativos que le proporcionen el mayor nivel de calidad de vida posible en esas circunstancias, así como el derecho al acompañamiento de los familiares, amigos y también del personal de salud.
El derecho a una muerte digna significa que el paciente tiene que participar, en virtud del respeto a su libertad y autonomía, en las decisiones que se tomen cuando se acerca el final de su vida. Tiene el derecho a saber qué está pasando y cuál es su situación clínica, así como también el derecho a no saber si así lo desea.
Así, un paciente puede tener motivos éticos fundamentados para rechazar un tratamiento, al igual que puede haber razones muy válidas para que el equipo médico tome una decisión, junto con el paciente y su familia, para limitar el esfuerzo terapéutico y adecuarlo a la situación concreta. Cuando ya no es posible curar, el médico debe cuidar y acompañar al enfermo, y proporcionar cuidados paliativos, que es un derecho que aparece también en la ley.
Es importante humanizar la atención y los cuidados del enfermo al final de su vida. No siempre lo mejor es el ingreso en una Unidad de Cuidados Intensivos. Si ya no se puede curar, una alternativa es que el paciente pueda pasar los últimos momentos de su vida en su casa, rodeado de los suyos, con los cuidados necesarios de salud. Para ello hace falta desarrollar unidades de cuidados paliativos con atención domiciliaria, con el fin de que las personas no solo tengan acceso a una vida digna, sino que también una muerte digna.