Tercer Referente: Los “Enfant terrible” de la política chilena
Desde que presentaron conjuntamente su propuesta para modernización de la política, transparencia y probidad que se han mantenido unidos. Y es que lo que parecía un incipiente coqueteo de adolescentes, con grandilocuencias y loas de lado a lado finalmente pareciera que está viendo la consolidación de una relación virtuosa y que podría brindar muy buenos dividendos para las chilenas y chilenos toda vez que Amplitud, Ciudadanos y Red Liberal han anunciado la consolidación de un necesario tercer referente para la política nacional. En la ocasión la nueva coalición estableció sus líneas de acción, a saber: Profundización de la democracia y redistribución del poder; Desarrollo Económico para la calidad de vida; Expansión de las libertades individuales; y Construcción de una sociedad donde nos tratemos como iguales.
Rodrigo Durán Guzmán es Académico y periodista.
Sin ir más lejos, y al revisar encuestas de opinión en torno a la aprobación ciudadana en cuanto a movimientos – partidos políticos, notamos que estos 3, especialmente los casos de Amplitud y Ciudadanos (ex Fuerza Pública), se posicionan positivamente en una suerte de balance o equilibrio político que logra aglutinar no sólo a quienes llevan años en la política tradicional y, desencantados de los partidos que conforman el establishment, encuentran en este espacio liberal una muy necesaria bocanada de frescura, sino también a quienes nunca han participado en política y ven, en este nuevo referente, la oportunidad para generar los cambios sociales, políticos, económicos y culturales que Chile necesita, pero desde una óptica constructiva, posición con preferente apertura al diálogo y a ser capaces de convocar a todos los sectores, pensamientos e ideas en torno a proyectos colectivos que favorezcan el desarrollo de las personas en el marco de una sociedad dialogante, tolerante, respetuosa y libre.
Y es que sus discursos o anuncios, más que incendiarios o propios del “combo va, como viene” de la política tradicional, han estado orientados a construir, a propiciar el necesario debate de las ideas que, en la práctica, se traduzca en soluciones orientadas al servicio y bienestar de las personas desde un principio básico para el desarrollo de las naciones como lo es la libertad, evitando caer en demagogias o populismos que actualmente, para nuestro infortunio, vemos como han ido ganando terreno en la retórica política tanto de la Nueva Mayoría como la Alianza.
Estos tres movimientos, con sus respectivos matices y coincidencias por cierto, se han esmerado en trabajar y sacar adelante un proyecto de país que valora la diversidad de sus individuos como una de las riquezas de nuestra larga y angosta faja de tierra, un país donde los ingeniosos tengan las oportunidades para llevar adelante sus ideas, donde emprender y obtener con ello una legítima ganancia no sea sinónimo de “pillos o ladrones” como, desafortunadamente, se han esmerado algunos sectores ideológicos por caricaturizar…pero todo siempre según su conveniencia…
Este centro liberal se posiciona además como el nuevo “enfant terrible” de la política chilena entendiendo por “niños terribles” a personas cuyas opiniones se apartan de la ortodoxia y son innovadoras. Porque tanto Amplitud – Ciudadanos y Red Liberal han buscado incomodar, generar movimientos tectónicos que han puesto en alerta a los partidos tradicionales que han intentado, infructuosamente, levantar cuanta barrera de entrada les permita mantener su status quo, sus cuotas de poder y mantener esa parsimonia propia de quienes han detentado años el poder y no lo quieren soltar porque, simplemente y estando fuera del ruedo, no saben qué hacer. Me encantaría decir que los bloques hegemónicos tienen los días contados, pero ciudado: dependerá del trabajo de cada uno de estos referentes, del cómo sean capaces de involucrarse con las necesidades y aspiraciones del Chile real, de su capacidad de dialogar – escuchar, consolidar su posición y proponer una oferta atractiva hacia los votantes quienes, por lo demás, tendrán la oportunidad de hacer sentir (o quizás no) su voz, anhelos – ideas y sueños al momento de sufragar. Pero todo esto, llegado el momento, será parte de una historia que no culmina en un proceso eleccionario sino que avanza a tranco firme en la defensa la libertad, la igualdad y la fraternidad.