El miedo y control de masas
Cada vez que una generación comienza a mostrar signos de rebeldía y sobre todo de empoderamiento, aparece el miedo, que es la herramienta de control social más eficaz de la historia. Rápidamente comienzan a moverse las piezas del ajedrez, autoridades vigilantes del statu quo arman verdaderos circos romanos, en el que nos muestran como el terror comienza a apoderarse de la ciudadanía, a través del famoso miedo al cambio.
Gonzalo Larenas es L&C Consultores, Licenciado en Letras y Literatura, Gestor Cultural, Magíster en Educación y Profesor de la UNAB.
Un signo claro de todo esto, es el uso repetido de algunos conceptos como “crisis financiera”, “futuro incierto”, “retroceso”, “pandemia”, “aumento de la delincuencia” “terrorismo”, “guerra” e incluso se le dan más portadas a los desastres naturales, aunque estos ocurran en continentes lejanos. La idea que tienen, es hacer sentir a la población que la muerte está rondando su casa y es mejor que no salgan, que no miren por la ventana, que se cubran los oídos ante cualquier rebelde y, sobre todo, que no se despeguen de la televisión, porque es el medio de comunicación necesario para la manipulación, aunque hoy vive su crisis más grande en su credibilidad, lo que se refleja en sus actuales números rojos.
El verdadero miedo que existe en Chile y en el mundo, lo sienten los cuidadores del reino quieto, los políticos y empresarios de siempre, que no quieren competencia porque no les conviene, que quieren mantener el poder que les da la cómoda vida que tienen, abusando de su estatus simplemente porque pueden, transformándose en una barrera no solo en temas políticos, sino también a emprendedores e innovadores que podrían ser un real y necesario aporte con miras a un futuro en el que no se siga dependiendo de las materias primas.
El mayor éxito de este control se ve cuando las personas no van a votar en las elecciones, el miedo a un candidato joven o “aparecido” genera la aceptación de antemano, que saldrán elegidos los mismos de siempre, y como tan mal no estamos, mejor que se quede así. El pesimismo reina y gana el “menos malo”, por lo que vemos a autoridades recibir cada cuatro año su cargo en bandeja, solo tienen que repartirse los sectores para que quede relativamente equitativo, ¿o tampoco les extraña eso?
Estamos viviendo el tiempo de los cambios profundos, y no vienen de la generación estancada, vienen de las nuevas generaciones, las que aparecen más despiertas y empoderadas, pero lo más terrorífico para quienes mantienen el poder, es que son generaciones sin miedos, ya que suelen informarse por distintos canales y entonces destapan fácilmente las trampas y mentiras, saben que exageran los peligros para frenar el avance y no tienen problemas en además denunciar cara a cara lo que está pasando. Son jóvenes capaces de romper el paradigma, no buscan nuevos líderes, buscan nuevas mentalidades, por eso es que tampoco el populismo les resulta para controlarlos, porque simplemente no pueden, están mejor preparados y saben perfectamente cuáles son sus ideales de país, y si la oferta de políticos no les da lo que quieren, entonces ellos serán políticos, porque así son determinados, concretos y de armas tomar, así los vemos hoy incluso discutiendo en el congreso, representando no solo a una región o municipio, sino a una mentalidad que cambia en la sociedad.
Ejemplos hay muchos, tal es el caso de la delincuencia, que va en un leve y continuo descenso, pero nos bombardean con hechos noticiosos que lamentablemente siempre han existido: robos, asaltos, disparos, etc. No es un tema para obviar, pero si para mantener bajo una mirada más objetiva y responsable, el resto corresponde a la manipulación de trabajadores que por poca plata deben hacer y decir lo que sus dueños determinan, porque la necesidad, tal como sabemos, tiene cara de hereje.
Para entender por qué sigue ocurriendo esto, primero hay que entender que no es un buen negocio tener canales de televisión en Chile, sus ganancias van en picada y sin embargo vemos como representantes de poderes políticos y económicos siguen a la cabeza de las distintas cadenas. Esto ocurre porque este medio es todavía un centro neurálgico en el pensamiento social del país, de ahí sale la construcción de la realidad nacional, el acontecer diario que supera todavía por mucho a las alternativas de redes sociales, que funcionan al alero de lo que la televisión transmite. La única diferencia ante esta problemática, son las nuevas generaciones, que mejor educadas y preparadas comienzan a dudar de lo que ven y escuchan, y aunque todavía no son mayoría, siguen creciendo, lo que provoca el aumento del amarillismo y de la creación urgente de pánico colectivo, de paranoia constante. No sería extraño que inventaran otro chupacabras o algún acto más indigno con el cual distraernos.
Debemos despertar y darnos cuenta de quiénes nos quieren manipular, debemos aprender de las nuevas generaciones, darles los espacios necesarios para que sean sus voces las que nos guíen y así encontrar un mejor camino por el cual continuar. No importa que se equivoquen, dejemos de sentir miedo al cambio, de lo contrario nos mantendremos así, medianamente conformes en un mundo que necesita quiebres constantes, y que los que se queden quietos desaparecerán. Es hora entonces de actualizarse y dejarse llevar por esta nueva capacidad de adaptación latente en las generaciones nativas digitales, que ya no nacen con miedo a los cambios, por el contrario, nacen con una necesidad de cambio constante para estar bien, porque así se desarrolla el futuro y ellos son parte de él.