Otra más de gratuidad
Limitada la gratuidad se tropieza con un mal proyecto de Ley que es rechazado por el tribunal constitucional; Haber privilegiado a unas universidades privadas sobre otras es el costo que pagarán todas las Universidades fiscales; al menos que se modifique la Ley.
La marcha de los pingüinos fue emblemática e impresionante. Estudiantes exigiendo calidad; nos llevaron a mirar el futuro con esperanza ante la quijotesca hazaña que estos jóvenes lograron. Cambiaron la agenda del gobierno y colocaron la educación en el centro del debate público. También dieron un giro a la representación ciudadana expresa a través de marchas, que cuentan con un mayor valor, hoy, que el voto; si no, vea como los costos de todo son transferidos a la desorganizada clase media, en fin, los pingüinos nos dieron una lección.
A posterior se sumaron los universitarios, quienes agregaron la gratuidad, bajo el mismo esquema que sus antecesores. A través de marchas lograron gestionar parte de la agenda política y cambiar el eje de la discusión, desde la calidad hacia la gratuidad universitaria.
Se realizó una reforma tributaria catastrófica que frenó el crecimiento y con ello el recaudo fiscal para un Gobierno que aumentó el tamaño del Estado y los salarios públicos, es decir, los recursos no alcanzan, para la educación.
Limitada la gratuidad se tropieza con un mal proyecto de Ley que es rechazado por el tribunal constitucional; Haber privilegiado a unas universidades privadas sobre otras es el costo que pagarán todas las Universidades fiscales; al menos que se modifique la Ley.
La gratuidad es la destrucción al sistema actual, sin duda y sin cálculos mediante, en una suerte de improvisación saldrán perjudicados alumnos y establecimientos, es el costo de la improvisación, pero la alternativa de un cambio gradual supone que el costo deberá ser pagado por una generación o parte de ella, he ahí parte del dilema: ¿Es justo hacer pagar a una generación y financiar una educación de calidad deficiente?.
La educación es la única forma de entregar igualdad de condiciones y herramientas que “equiparen la cancha”; es justo darle el sitial que se merece y reconocer que la educación que estamos entregando ahora es deficiente y que es la razón de la marcha de los pingüinos.
En este “desarme” improvisado, pagarán “justos por pecadores” no cabe duda; y me preguntó cuál será el desenlace y creo que de él quedará competiendo una educación fiscal gratuita cuya función será lograr la mayor cobertura, a la vez que la educación privada deberá ser de una calidad de excelencia para justificar el cobro. La cobertura se verá afectada y en el ámbito universitario me parece bien; nos hemos convertido en un país con “titulitis”, donde quien cuente con más pergaminos gana una demencial competencia que desconoce talentos y la necesidad de volver a la excelencia por sobre los “nobiliarios” títulos. Si así es, la educación técnica se verá favorecida. Quizás estoy siendo optimista, pero la verdad que el realismo actual no me gusta y me preocupa, me parece que merece un cambio, una oportunidad.