Secciones El Dínamo

cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad
Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Otra más de gratuidad

Limitada la gratuidad se tropieza con un mal proyecto de Ley que es rechazado por el tribunal constitucional; Haber privilegiado a unas universidades privadas sobre otras es el costo que pagarán todas las Universidades fiscales; al menos que se modifique la Ley.

Por Alejandro Maureira
Compartir

La marcha de los pingüinos fue emblemática e impresionante. Estudiantes exigiendo calidad; nos llevaron a mirar el futuro con esperanza ante la quijotesca hazaña que estos jóvenes lograron. Cambiaron la agenda del gobierno y colocaron la educación en el centro del debate público. También dieron un giro a la representación ciudadana expresa a través de marchas, que cuentan con un mayor valor, hoy, que el voto; si no, vea como los costos de todo son transferidos a la desorganizada clase media, en fin, los pingüinos nos dieron una lección.

A posterior se sumaron los universitarios, quienes agregaron la gratuidad, bajo el mismo esquema que sus antecesores. A través de marchas lograron gestionar parte de la agenda política y cambiar el eje de la discusión, desde la calidad hacia la gratuidad universitaria.

Se realizó una reforma tributaria catastrófica que frenó el crecimiento y con ello el recaudo fiscal para un Gobierno que aumentó el tamaño del Estado y los salarios públicos, es decir, los recursos no alcanzan, para la educación.

Limitada la gratuidad se tropieza con un mal proyecto de Ley que es rechazado por el tribunal constitucional; Haber privilegiado a unas universidades privadas sobre otras es el costo que pagarán todas las Universidades fiscales; al menos que se modifique la Ley.

La gratuidad es la destrucción al sistema actual, sin duda y sin cálculos mediante, en una suerte de improvisación saldrán perjudicados alumnos y establecimientos, es el costo de la improvisación, pero la alternativa de un cambio gradual supone que el costo deberá ser pagado por una generación o parte de ella, he ahí parte del dilema: ¿Es justo hacer pagar a una generación y financiar una educación de calidad deficiente?.

La educación es la única forma de entregar igualdad de condiciones y herramientas que “equiparen la cancha”; es justo darle el sitial que se merece y reconocer que la educación que estamos entregando ahora es deficiente y que es la razón de la marcha de los pingüinos.

En este “desarme” improvisado, pagarán “justos por pecadores” no cabe duda; y me preguntó cuál será el desenlace y creo que de él quedará competiendo una educación fiscal gratuita cuya función será lograr la mayor cobertura, a la vez que la educación privada deberá ser de una calidad de excelencia para justificar el cobro. La cobertura se verá afectada y en el ámbito universitario me parece bien; nos hemos convertido en un país con “titulitis”, donde quien cuente con más pergaminos gana una demencial competencia que desconoce talentos y la necesidad de volver a la excelencia por sobre los “nobiliarios” títulos. Si así es, la educación técnica se verá favorecida. Quizás estoy siendo optimista, pero la verdad que el realismo actual no me gusta y me preocupa, me parece que merece un cambio, una oportunidad.

Léenos en Google News

Temas relevantes

#Educación#Gratuidad

Notas relacionadas

Deja tu comentario

Lo más reciente

Más noticias de Opinión