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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Hay un paro, es grave y usted quizá ni lo sabe

"Si hasta el paro del Registro Civil tenía turnos éticos, ¿no sería posible que los funcionarios de la Dibam abrieran el museo de Bellas Artes algunas horas al día para no perder esta oportunidad histórica?".

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No entregan el carné de identidad ni tampoco deciden si despegan los aviones. Quizás por eso, o porque a los chilenos lo que le pasa a la cultura poco les importa, el paro de los funcionarios de la Dibam (Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos) no ha tenido el impacto de otros paros nacionales.

Sin embargo, se trata de una situación grave. Hace casi dos semanas, tres de los museos más importantes y visitados de Chile tienen sus puertas cerradas: el Bellas Artes, el de Historia Natural y el Histórico Nacional. A eso hay que sumar 23 museos regionales así como la Biblioteca Nacional y otras 400 bibliotecas más pequeñas. Permítame un solo ejemplo para explicar porqué este paro es doloroso y complejo. Hace 42 años, un 13 de septiembre de 1973, el Museo de Bellas Artes iba a inaugurar una exposición de los tres muralistas mexicanos más grandes de todos los tiempos: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Pero el golpe de Estado lo cambió todo y las obras debieron volver a México sin haber sido jamás vistas por los chilenos.

Hace algunas semanas, el 19 de noviembre, se inauguró en el mismo lugar “La exposición pendiente”. Es decir, después de más de cuatro décadas, una parte importante de esas fantásticas obras volvían al Bellas Artes en gloria y majestad. Se hacía justicia, se cerraba un ciclo, por fin podríamos estar frente a esas pinturas de incalculable valor… pero apenas alcanzamos a verlas. Hace trece días que no se puede entrar al museo por el paro y, como la muestra tiene  fecha de expiración en febrero, nadie sabe si sólo serán unos pocos los compatriotas que podrán contar que alcanzaron a presenciarla.

DIBAM

 

Yo soy uno de los afortunados y, les digo, es un evento cultural de proporciones, que además requirió de esfuerzos titánicos para poder ser organizado. Fíjense en lo que explica Alejandra Valenzuela, directora de Hoja Blanca, la oficina de gestión cultural que organizó la llegada de la exposición, en el diario La Segunda. “Los funcionarios de la DIBAM tienen todo el derecho de negociar, pero me gustaría que esta exposición no se detenga, porque estará acá sólo tres meses. Y en lo que alcanzó a estar abierta fue un éxito con 20 mil visitas. El paro es un derecho, pero me gustaría tratar, quizás, a través de una petición ciudadana que esta muestra pueda ser disfrutada. Es de gran relevancia histórica y artística. Ojalá encontremos una solución para esta exposición en particular porque costó, costó, costó traerla”.

Coincido con esta gestora. Si hasta el paro del Registro Civil tenía turnos éticos, ¿no sería posible que los funcionarios de la Dibam abrieran el museo de Bellas Artes algunas horas al día para no perder esta oportunidad histórica? “En Chile no se habían conocido nunca pinturas de Diego Rivera de la época cubista, es espectacular que esto esté acá. Los bocetos de Siqueiros son impresionantes también. Estos días perdidos son irreparables, es una pena que el público no puedo conocer la calidad pictórica de Orozco”, dice el crítico Justo Pastor Mellado.

De corazón, y respetando el derecho a paro de los 1.400 funcionarios de la Dibam, que luchan para que se les cumpla la promesa de convertirse en Subsecretaría del Patrimonio para poder decidir y no sólo sugerir políticas públicas, les pido que busquen una forma para que los chilenos y extranjeros no se queden sin ver esta muestra tan fantástica en su calidad como potente en su historia. Ustedes merecen pelear por sus derechos. Nosotros merecemos poder ser testigos de “La exposición pendiente”. Estoy seguro de que hay una forma de cruzar ambas necesidades. Insisto, desde el respeto y el amor por la cultura.   

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