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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Ideologías

En Chile existen tres actualmente: el neo-liberalismo chileno, el nacionalismo indígena y el neo-marxismo chileno.

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Rodrigo Pablo es Abogado Universidad Católica.

Ellas se caracterizan por un elemento a priori de intereses; esquematismos vagos y abstractos; por una intensa carga afectiva ligada a estos esquemas; por una interpretación simple de la naturaleza humana, y por la búsqueda de una utopía. Siendo verdaderas religiones terrenales que demandan la total “conversión” de todos los miembros de la sociedad a sus postulados. Habiendo tres especialmente fuertes en el Chile de hoy: el neo-liberalismo chileno, el nacionalismo indígena y el neo-marxismo chileno.

El neo-liberalismo chileno concibe a la persona como un ser autónomo, no vinculado a un pueblo o territorio determinado, sin obligaciones superiores a las que se encuentran plasmadas en la ley o los contratos. Tiene una fe ciega en el sistema de libre mercado para asignar de la mejor manera los recursos y cree que el crecimiento económico de por sí extenderá el acceso a la propiedad y mejorará la vida todos. Algunas de sus fortalezas son: la defensa de los derechos individuales y de las instituciones democráticas, así como su uso riguroso de la ciencia económica. Algunas de sus debilidades: el olvido de los “pobres concretos”; la confianza en el “chorreo” que se da solo en una pequeña medida; la reducción del ser humano a un ente económico; su olvido de la existencia de un bien superior al beneficio económico individual, y su enorme desconfianza en la autoridad.

El nacionalismo de algunos grupos indígenas (principalmente mapuches y rapa nui) exacerba una identidad mitológica que se ha construido en las últimas dos décadas en base a elementos históricos y otros propios del imaginario popular y de las ideologías neo marxistas. Algunas de sus fortalezas están en restablecer la identidad de estos pueblos, devolverles el orgullo por la propia historia y crear cierta solidaridad entre ellos. Algunas de sus debilidades en buscar separar a estos pueblos del resto de los chilenos y del mundo, dando lugar a un fuerte racismo; en rescatar aspectos sumamente negativos de su cultura pasada, como un régimen familiar machista que incluso legitima la violencia física al interior de la familia, y en la situación de conflicto que se ha desarrollado entre los miembros de estas etnias y quienes conviven con ellos en los territorios que reclaman, por el solo hecho de no ser parte de su raza.

El neo marxismo chileno ha renunciado a la sociedad comunista y ha puesto el fin del conflicto entre explotadores y explotados en la redacción de una nueva constitución en la que se establezcan una serie de derechos que nos lleven a una igualdad de resultados y a un estado de libertad en el que no seamos coartados por ninguna institución, como las iglesia, que desafíe la autonomía moral de cada individuo. Algunas de sus fortalezas están en el rescate de la vida en común y de la igualdad que existe entre todos. Algunas de sus debilidades son: su reducción de la historia a una lucha entre explotadores y explotados; la generación de múltiples conflictos; su confianza ciega en el Estado como guía de la sociedad; la permanente contradicción de sus líderes que apoyan al nacionalismo indígena, que en el largo plazo se mostrará como su enemigo, así como a dictadores de izquierda que se han enriquecido a expensas de su pueblo alrededor del mundo, y su mal manejo de las reglas de la economía.

Las tres tienen en común sentirse como la única forma de crear en esta tierra el paraíso de la justicia y la equidad, soslayando aspectos relevantes de cualquier paraíso imaginable. Son tres religiones intolerantes que nos ponen en permanente conflicto, y cuya tozudez ha alejado de la política a muchos chilenos que estando interesados en buscar el bien del país no pueden hacerlo por encontrarse en la necesidad de adscribir irreflexivamente a alguna de estas corriente si es que quieren ser escuchados.

Afortunadamente, aparece una reacción en distintos grupos, que muestran, junto con su probidad (valor tan escaso hoy), que es posible hacer política de espaldas a la ideología, pensando en el bien real del país y no en el imaginado de antemano en los sueños de la infancia y juventud.

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