La Democracia Cristiana olvidó a Sancho y los molinos de viento
Hoy apostamos para que un alcalde DC logre su novena elección municipal seguida, pasando a la historia como el único en lograrlo, cuando deberíamos apostar para que la DC obtenga el alcalde más joven de Chile.
Nicolás Preuss es Administrador Público de la USACH, Magíster(c) en gobierno y gerencia pública de la Universidad de Chile. Ex director nacional del INJUV y ex concejal joven de La Reina. Futbolero y dog lover. Entre Ñuñoa y La Reina.
“Cambiemos el mundo, amigo Sancho, que no es locura ni utopía, sino justicia”
Aunque esta frase proviene de uno de los libros más leído de la historia, grafica de forma perfecta el sentir de los grandes líderes de la Democracia Cristiana, hombres y mujeres sin miedo a las derrotas electorales, hombres y mujeres dispuesto a caminar Chile llevando el mensaje de transformación comunitario, sin saber y sin importarles de que vivirían al día siguiente.
Figuras como Frei Montalva, Tomic, Leigthon, y otras celebres para la falange perdieron decenas de elecciones populares, antes de constituir el partido más grande de Chile, derrotas parlamentarias, senatoriales y presidenciales, que se habrían evitado fácilmente, sí la postura de la DC de la época hubiera sido apostar en reelecciones, o dejar de potenciar figuras jóvenes. Sin embargo, las duras derrotas vividas por años, fueron el semillero de los triunfos más recordados de las ideas comunitarias en los 60 y los 70. Se perdía, pero con las ideas humanistas cristianas como punta de lanza de la falange, se perdía, pero las ideas DC quedaban victoriosas.
En los últimos 25 años nos acostumbramos a ganar, pero hemos abandonado la magia de elegir las batallas pensando en las grandes transformaciones sociales que el humanismo cristiano debe liderar. Hoy apostamos para que un alcalde DC logre su novena elección municipal seguida, pasando a la historia como el único en lograrlo, cuando deberíamos apostar para que la DC obtenga el alcalde más joven de Chile, finalmente nos estamos comiendo lo que queda del legado de los jóvenes que marcharon en la patria joven, sin dejar que los jóvenes DC de hoy puedan siquiera marchar.
Perdimos a Sancho, el caballo y el burro, finalmente cambiamos los molinos de viento por verdaderas fortalezas, el Quijote estaría feliz con la DC del 2016, pero los amantes de la buena literatura, y sobre todo de la buena política, sabemos que la bondad y el espíritu del Quijote yacían en su capacidad de perseguir los molinos de viento con un caballo, un escudo y una lanza.
Hemos perdido la sed, el relato y la épica, de dar grandes batallas electorales, vivimos de encuestas, celebres apellidos o de cálculos electorales infinitos para determinar nuestras “posibilidades reales”. Pero señores, no somos el partido de las “posibilidades reales”, no traten de convertirnos en el partido de las encuestas y los apellidos ilustres, somos el partido de la reforma agraria y la promoción popular, y sí la gran mayoría de los jóvenes chilenos hoy no tienen ni la menor idea que son estos conceptos, es porque entonces si estamos perdiendo la cruzada, y dando pie a ser gobernados por encuestas e interminables ecuaciones electorales, al final del día, parece ser que preferimos ganar “en la medida de lo posible” a perder marchando. Pero sino marchamos, entonces seremos sólo un partido político, seremos sólo un hecho electoral y difícilmente volvamos a ser la patria.
Dilapidamos nuestras ganas de superación, olvidamos a Sancho y los molinos de viento, nuestra lucha perdió la épica de querer transformar nuestra patria en una comunidad de comunidades. Solo nos queda volver a la marcha, reunir un puñado de jóvenes y salir a disputar elecciones, para tener un futuro por delante, para que las ideas humanistas cristianas vuelvan a ganar.