El TPP : la verdad entre bastidores

El precandidato a la Presidencia de Estados Unidos, que despierta multitudes en el país de las Corporaciones Multinacionales, Bernie Sanders, declaró sobre el TPP.

“Estoy decepcionado, pero no sorprendido por la decisión de avanzar en el desastroso acuerdo de Asociación Trans-Pacífico, que perjudicará a los consumidores y significara la pérdida de empleos estadounidenses”, dijo en un comunicado el pasado 5 de Octubre. Agregando que: “otras grandes empresas de Wall Street han vuelto a ganar. Es hora de que el resto de nosotros paremos a las corporaciones multinacionales en torno a manipular el sistema para rellenar sus ganancias a costa nuestra…. Este acuerdo ha costado millones de puestos de trabajo y cerradas decenas de miles de fábricas en los Estados Unidos… Necesitamos políticas comerciales que benefician a los trabajadores y los consumidores estadounidenses, no sólo a los CEOs de las grandes corporaciones multinacionales”.

El hombre se empina en las encuestas y compite con Hillary Clinton como candidato presidencial por el Partido Demócrata. Habla desde la cuna donde este tratado se gestó, el cual toca la puerta de millones de hogares a lo largo de los países del Pacifico. A algunos pocos les abulta los bolsillos, al resto los liquida.

Chile lo firmó en Nueva Zelanda la semana pasada. Con ello la polémica se abre y amenaza ser una bola de fuego. Para unos es la ignominia, para otros, la salvación, como lo ha dicho la Cancillería chilena.

Según DIRECON de la Cancillería chilena, el TPP es un ambicioso tratado de integración económica plurilateral en la región de la Cuenca del Pacífico. Son 12 países involucrados: Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, Estados Unidos, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. “Es interesante para Chile su participación en una instancia que diseñará las normas del comercio internacional de las próximas décadas.”…

Existen materias de gran interés para nuestro país como medio ambiente, con acuerdos sobre conservación y comercio; biodiversidad; cambio climático; bienes y servicios ambientales; responsabilidad social empresarial; y control de la pesca ilegal. En telecomunicaciones y comercio electrónico, se incluyen disposiciones que dan cuenta de los avances que se han registrado en dichos sectores, en cuanto a mejoras en normas sobre salvaguardias competitivas, transparencia del proceso regulatorio y cooperación en temas regulatorios, transparencia e intercambio de información.

Pero según el sitio, www.tppabierto.net, el TPP busca convertir a los proveedores de acceso a Internet en los responsables de censurar contenidos unilateralmente, “sin intervención de un organismo superior, como el poder judicial, que garantice nuestros derechos. Prácticas hoy comunes, como postearle un video a un amigo, podrían desaparecer, cambiando por completo el modo en que Internet se ha convertido en una herramienta vital para nuestras vidas”.

En torno a los medicamentos genéricos, “el TPP busca expandir el plazo de protección a las patentes de medicamentos, lo que significa mayores trabas para la fabricación de genéricos y, en consecuencia, medicinas cada vez más caras. Pero las restricciones no terminan en los fármacos: Estados Unidos está buscando que los países firmantes del TPP reconozcan patentes sobre procedimientos médicos: métodos de diagnóstico, cirugía y tratamiento, lo que significaría que las nuevas técnicas para el tratamiento de enfermedades no podrían ser usadas por cualquier especialista, en cualquier parte del mundo, poniendo en riesgo la salud de millones.”

Con el TPP y su nuevo “derecho de importación”, será imposible traer productos desde otro país o comprarlos en alguna plataforma online, ya que estas operaciones requerirían de autorización del titular de los derechos de autor.

Bajo las normas estatales de solución de controversias propuestas por el TPP, las grandes empresas pueden demandar a los gobiernos ante un tribunal comercial internacional, por introducir nuevas leyes – como las leyes de protección al consumidor – que dañen sus negocios. A esto se suma a que, en el marco del TPP, la industria estadounidense está pidiendo poderes aún más estrictos para limitar la regulación de productos, como los alimentos genéticamente modificados, pesticidas y aditivos. En este TPP la Ley Monsanto pasa “piola”..

El ex candidato presidencial por el Partido Humanista, Tomas Hirsh escribió recientemente que “todas las negociaciones se llevaron a cabo en la más estricta reserva. Los únicos que siempre estuvieron informados y, más aún, consultados y escuchados, fueron los representantes de las grandes corporaciones multinacionales, las que siempre tuvieron lobbistas y asesores involucrados en la redacción de las más de 6.000 páginas del tratado y sus numerosos anexos. No debería extrañar a nadie, entonces, que el resultado de estas largas negociaciones beneficie justamente a estas mega corporaciones y que se reduzcan significativamente los derechos de amplias poblaciones y de las pequeñas y medianas empresas nacionales.

Según Hirsh, para Chile este tratado no genera absolutamente ningún beneficio. En efecto, de los cinco o seis productos que tienen beneficios en este Tratado, ninguno de estos forma parte de nuestras exportaciones, por lo que por ese lado no hay ventaja alguna. Entonces, lo fundamental que incorpora son los candados y las trampas para que sea imposible modificar el modelo económico neoliberal implementado en dictadura y profundizado en estos 25 años de débil democracia. Y esos candados no son teóricos, son reales. Añade:

Veamos algunas situaciones concretas que se podrían generar. Si Chile decidiera aumentar el salario mínimo, las multinacionales podrán demandar al Estado y deberán ser compensadas por este por las pérdidas que les genera ese aumento de salario a los trabajadores. Esto ya pasó en Egipto, cuando durante el breve gobierno democrático posterior a la Primavera Árabe se aumentó el salario mínimo y las multinacionales francesas demandaron al gobierno obligándolo a compensarlas. En cuanto a las AFP, si Chile decidiera tener una entidad estatal que ofrezca mejores tarifas y condiciones, los capitales extranjeros podrán demandar por sentirse afectadas. Si se instaura un royalty de verdad que permita recaudar los tan necesarios recursos para educación y salud, BHP Billiton u otras multinacionales del cobre también podrán demandar al Estado chileno. Si el gobierno decidiera masificar la experiencia de las farmacias populares implementada en Recoleta, podrá ser demandado por las multinacionales farmacéuticas o las cadenas internacionales de farmacias. En definitiva con la posible implementación del TPP estamos perdiendo progresivamente nuestra soberanía.

La Presidente Michelle Bachelet alabó públicamente la firma de Chile. No se sabe si lo leyó completamente y si previó entrelineas el daño que éste producirá a cientos de emprendedores e innovadores en el campo de la industria, agricultura, farmacéutico, gestados en el país mediante iniciativas que beneficien a las grandes mayorías y que puedan competir entre si, acorde a la sana economía que debiera regirnos. Con el TTP se amarra la libre iniciativa de nuestros compatriotas, arrasando con ello la dignidad de todos los chilenos.

De ahí que exista la esperanza que en el Parlamento, dentro de este año, se pueda debatir página a página lo que Cancillería firmó. Los congresistas deberán leer entre líneas y olvidarse del lobbismo priorizando y defendiendo el derecho de todos los chilenos a desarrollarse y crecer económicamente sin la presión foránea. Preocupándose, además, de los trabajadores que, tal como lo ha señalado Bernie Sanders, con este Tratado los humilla totalmente.

Si no lo hacen, los chilenos les pasaran la cuenta…