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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Llamemos a unas maracas

Hombres y mujeres viven su sexualidad activamente, pero los hombres no son juzgados por ello. No se escucha a las mujeres decir “llamemos a unos maracos”. De hecho, no hay palabra para designar negativamente a los hombres que ejercen plenamente su sexualidad.

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Janet Noseda es Psicóloga. Magister en psicología clínica. Especialista en género y diversidad sexual.

La otra noche escuché a un grupo de jóvenes decir “¿Llamemos a unas maracas?”. Ya había escuchado frases así antes… “las maracas”. ¿Quiénes son estas mujeres? Personas que viven su vida sexual activa y plenamente, lo cual, a mi juicio, no tiene nada de malo. ¿Cuál es el problema entonces? Que son denostadas por los hombres con esa palabra que a mí me cae tan mal, “maraca”. Al parecer, los hombres se acercan a ellas para tener sexo pero no para entablar una relación, pues tienen miedo de la infidelidad y a las burlas de sus amigos, de la mujer empoderada sexualmente y entonces prefieren al prototipo Mariano, a esa mujer que se queda en casa y que reprime su sexualidad.

Hombres y mujeres viven su sexualidad activamente pero los hombres no son juzgados por ello. No se escucha a las mujeres decir “llamemos a unos maracos”. De hecho, no hay palabra para designar negativamente a los hombres que ejercen plenamente su sexualidad. La palabra “maraco” se usa para decir, de forma ofensiva, que un hombre es gay, aludiendo a la feminidad, nuevamente denostada. Esto lo podemos observar en el fútbol, actividad masculina por excelencia, en que los cánticos o las palabras que se usan para burlarse del otro equipo aluden a lo femenino: monjas, zorras, madres, etc.

Lo peor del caso es que he escuchado a mujeres llamar a otras féminas “maracas”. Creo que en este caso se están introyectando las creencias sociales que dicen que una mujer no puede tener varias parejas sexuales ni ser activa sexualmente, no así los hombres. En los casos mediáticos, por ejemplo, se llama “maraca” a la mujer que tiene sexo con muchos futbolistas, pero el futbolista es alabado, ¿se le dice maraco, acaso? No. La maraca es la mujer.

Maracas…mujeres que se salen del canon social marianista. Mujeres que se salen del mandato social de ser pasivas sexualmente, como si la sexualidad fuese algo reservado a los hombres. Ellos pueden ejercerla libremente, “porque son hombres”, mientras nosotras tenemos que fingir que no nos excitamos y no deseamos tener sexo de la misma manera que ellos. Esto es, a lo menos, sumamente injusto.

Ser una maraca trae consigo castigo social y masculino. Son mujeres que son utilizadas sexualmente pero denostadas por el hombre y relegadas a un espacio meramente sexual, sin que puedan ser consideradas para una relación. Se escinde entonces a esa mujer, dividiendo su cuerpo de su persona y esto habla de una miopía masculina y una pobreza de no poder ver más allá del “maraca”.

Existen países donde las mujeres pueden ser tener varias parejas sexuales y no son condenadas por ello, ni relegadas a no ser consideradas para una relación seria. Creo que en Chile existe un machismo que, como dirían los jóvenes, “pasa piola”. ¿Hay que irse a Europa para poder ser activas sexualmente y tener a su vez una relación estable, para ser miradas por completo, como cuerpo y personas?, ¿para poder decir “tengo sexo casual y está bien”, con tranquilidad y alivio, sabiendo que eso no implica que nos queremos menos?

Creo que el hombre chileno que es capaz de estar con una mujer sexualmente activa sin asustarse, sin denostarla o sin ocuparla en una relación no seria por ser lo que socialmente se considera una “maraca” se merece un tremendo premio, por salirse de los cánones de este país tan pero tan hipócrita.

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