Natalia Valdebenito: por las que fueron y las que vendrán
¿Cuándo fue la última vez que alguien habló en un evento de altísima sintonía sobre la masturbación femenina, el femicidio, el padre de Sebastián Dávalos y el nulo emplazamiento social por el caso Caval, la caca y la marihuana, todo al mismo tiempo? Ustedes saben la respuesta: nunca.
Vamos a hacer un ejercicio que involucra a la comediante de la tercera jornada festivalera: ¿recuerdas a alguna humorista que haya tenido un recibimiento del público tan tremendo y gratificante? Si tu respuesta es no, que nuestras manos produzcan un aplauso con un chócale.
Hagamos memoria con las mujeres que han pisado la Quinta con el fin de sacar risas: Maitén Montenegro escuchó aplausos a costa de los ataques de Coco Legrand, que la trataba de “harto tonta” y de indecisa en el festival de 1975. Por su parte, Gloria Benavides tampoco lo pasó muy bien, pero algo de triunfo pudo saborear con dos galardones en su presentación de 2002, situación en que prometió no volver a interpretar a “La Cuatro Dientes” para que no dijeran que su show era repetido.
Un año después lo intentó Vanessa Miller con su personaje ‘La Nana Argentina’, pero no logró convencer. Con solo nueve minutos sobre el escenario, el drama fue creer que una mujer servicial y cuyo valor residía en la opinión que otros tenían respecto de su presentación personal era algo que generaría empatía. Craso error y, de paso, otra derrota para el humor con voz de mujer.
Una experimentada Natalia Cuevas estuvo dos veces en la Quinta Vergara. Si bien sacó aplausos en su primera aventura (2001), tuvo de agraz el 2004, cuando olvidó su guión y se retiró del escenario tras una serie de videos y coreografías. No hubo más mujeres de comedia de ahí en adelante en Viña.
Natalia venía a reivindicar una lucha que apenas se había hecho presente en la instancia festivalera, reflejándose no solo en la ausencia de mujeres humoristas, sino en la escueta oferta de féminas en el aspecto musical. Vergüenza debería dar que, en 2013, Francisca Valenzuela fue la única que se presentó en la ex concha acústica, junto a Paloma San Basilio. El 2015 también fue un papelón: solo Nicole fue el reflejo de la desigualdad de género vivida en todo ámbito profesional, tristemente también en el ambiente artístico y en la nula capacidad de los productores y organizadores del evento de querer dar vuelta el panorama.
Con un espectáculo que no se valió de la coquetería al animador de turno o de estrafalarios atuendos, Valdebenito vino a hacer lo que muchas creíamos imposible: usar la tribuna que más rating concentra en época estival para enunciar fuerte y claro “soy feminista”. Valentía y talento fueron los componentes esenciales de una rutina que hizo reír hasta al que no quiere admitirlo.
Con un inicio alerta a la reacción del público, Natalia tomó un poco del fresco aire de la noche viñamarina y dijo lo que todas las feministas de Chile soñábamos ver en televisión abierta. Fue tan liberador su discurso que nos sentimos en sintonía con su triunfo, emocionándonos por el recibimiento de un público que no la conocía mucho, y explotando de la risa con las agudas descripciones en la vida cotidiana de las mujeres.
Hablar de política sin anestesia es más profundo que decir que son todos ladrones. Natalia aprovechó su tribuna para emplazar a quienes cumplieron con su labor de la forma más bochornosa posible. “No los queremos de vuelta” fue el mensaje que acompañó con un dedo acusador.
¿Cuándo fue la última vez que alguien habló en un evento de altísima sintonía sobre la masturbación femenina, el femicidio, el padre de Sebastián Dávalos y el nulo emplazamiento social por el caso Caval (contrario a la lapidaria crítica que recibe día a día Michelle Bachelet por la crianza que entregó a su primogénito), la caca y la marihuana, todo al mismo tiempo? Ustedes saben la respuesta: nunca.
Hacia el final de la presentación, cuando la ex ‘Cabra Chica Gritona’ tenía una Gaviota de Plata y reservó la entrega automática del galardón de oro, recibiéndolo luego de un aún más jocoso bis humorístico, Natalia dedicó sus premios a “aquellas que quizás no lo están pasando bien”. Logró encontrar en la comedia un espacio de crítica social no frívola, apuntando directamente a las principales víctimas de violencia en todo ámbito. Con cuatro femicidios en lo que va del año, no es poco lo que hizo la comediante.
Más que una rutina de humor, lo de la actriz y comediante consagrada en el género stand-up fue una declaración de principios. Una invitación para los no entendidos en el tema a adquirir la convicción de que el humor es más que un generador de cosquillas estomacales facilistas relacionadas con la degradación de los oprimidos. Hoy es un mejor día para las mujeres en Chile; la discusión ya está en la palestra. No hay vuelta atrás, y qué bueno que así sea.