Otra vez el salmón
Si bien las causas de la alta mortandad de salmones son fortuitas, atribuidas principalmente al cambio climático y la escasez de lluvias en el sur, se extraña la ausencia de planes de contingencia, que anticipen y mitiguen situaciones de esta envergadura.
Sergio Urrutia Donoso es Académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas Universidad Central de Chile
Hace más de ocho años que la industria del salmón nos golpeó con la triste noticia de que el virus importado llamado Isa, había ingresado a las jaulas de cultivo provocando la muerte de nuestro segundo producto estrella de las exportaciones chilenas: el salmón atlántico, llegando a registrar una violenta caída de la producción, lo que en ingresos representó para la industria una pérdida de cinco mil millones de dólares y más de 26 mil despidos, en su mayoría mujeres que trabajaban en plantas procesadoras, afectando principalmente el archipiélago de Chiloé.
Después de esta nefasta experiencia, y ya acostumbrados a convivir con el virus Isa, nuevamente los industriales de este producto comenzaron a levantarse, la resiliencia estaba vigente y llevaron al salmón, una vez más, a compartir un sitial de honor en nuestras exportaciones, solo siendo superados, a nivel mundial, por Noruega.
Sin embargo, todo este esfuerzo se ha visto afectado por el fenómeno llamado Florecimiento de Algas Nocivas(FAN), también conocido como “Bloom de algas”, que está provocando la muerte a nuestros salmones de exportación, contabilizando hasta el momento más de 23 de millones de estos ejemplares en 38 centros de cultivo y cuyo destino final sólo es la fabricación de harina de pescado, dañando seriamente los ingresos de la industria salmonera.
Las consecuencias han redundado en el cierre de pequeñas empresas, lo que ha provocado un nuevo embate de la cesantía para la zona, hasta ahora estimada sobre los 10 mil trabajadores.
Si bien las causas de la alta mortandad de salmones son fortuitas, atribuidas principalmente al cambio climático y la escasez de lluvias en el sur, se extraña la ausencia de planes de contingencia, que anticipen y mitiguen situaciones de esta envergadura.
La planificación estratégica debería operar casi en forma instantánea de manera que los ingresos familiares no se vean tan dañados como hasta ahora, y evaluar desde ya actividades que permitan que este interesante cluster del salmón no solo sea un importante ingreso para la región cuando su precio esté alto, sino que también cuando ocurren estos imprevistos.
Se trata, entonces, de diversificar y buscar con urgencia actividades paralelas porque la naturaleza es impredecible y la economía de una región, que contribuye en buena parte al nivel exportador del país, no puede depender solamente de ella y menos teniendo en cuenta la fragilidad que ha presentado.