¿Qué nos recomienda PISA para nuestros estudiantes de bajo rendimiento?
La OCDE propone a los colegios promover una alta asistencia de los docentes, mejorar las prácticas y metodología de enseñanza, y apoyarlos con el fin de mantener en alto sus expectativas.
Cada tres años el estudio PISA, que realiza la OCDE, nos permite como país identificar fortalezas y debilidades de los procesos y resultados educacionales de nuestros estudiantes de 15 años y, durante los siguientes años, la organización va liberando estudios complementarios que nos permiten conocer más en detalle cuáles son los desafíos que tenemos y las recomendaciones para mejorar.
Hace unas semanas la OCDE liberó el estudio “Estudiantes de bajo rendimiento: por qué se quedan atrás y cómo ayudarles a tener éxito”. Éste es un aporte a la reflexión de todos los países, respecto de un grupo de estudiantes que no consigue aprender lo mínimo que le permita continuar con su aprendizaje en la educación secundaria, en la educación superior y ubicarse en una buena posición en el mercado laboral dentro de los próximos 5 o 10 años.
Uno de los desafíos que nos presenta este estudio es cómo nos enfocamos en reducir o idealmente eliminar el porcentaje de estudiantes que no consiguen logros mínimos. Según PISA 2012, el 52% de los estudiantes chilenos está en esta situación en Matemática, es decir, cerca de 130 mil jóvenes. En este estudio, los directores de los colegios donde asisten estos alumnos con resultados descendidos, los describen como establecimientos donde los profesores tienen bajas expectativas de sus estudiantes, existe un gran ausentismo de los docentes y las clases de reforzamiento no resultan efectivas.
En los últimos años hemos logrado construir un diagnóstico con bastante evidencia respecto de la situación de nuestros estudiantes, tanto con los resultados de las pruebas Simce como con estudios internacionales. Hoy la OCDE nos hace un llamado sobre qué medidas estamos como país preparados para implementar. Muchas de ellas ya están en proceso y nos dicen que la reforma educacional va en la línea correcta.
La OCDE plantea la necesidad de proveer más y mejores recursos a las escuelas y profesores; mejorar la formación de los docentes; mantener y aumentar la matrícula en educación parvularia, y desarrollar modificaciones al sistema educativo de modo que la repitencia no sea una práctica habitual, sino que existan otras instancias remediales antes de llegar a esto, ya que podría tener un efecto negativo en los aprendizajes. Finalmente, nos insta a reducir la segregación social en el sistema educativo. La Ley de Carrera Docente, la Ley de Inclusión y la nueva institucionalidad parvularia transitan en esa dirección.
Las escuelas también deben hacer su aporte. La OCDE propone a los colegios promover una alta asistencia de los docentes, mejorar las prácticas y metodología de enseñanza, y apoyarlos con el fin de mantener en alto sus expectativas. Además, insta a los establecimientos a incorporar a los padres a las comunidades educativas; evitar segregar dentro de las salas de clases por nivel de habilidades, y promover el intercambio y trabajo conjunto de estudiantes con bajo y alto rendimiento.
Pero todos estos esfuerzos sin el apoyo de las familias y de los estudiantes no serán significativos, por lo que también debemos promover la motivación, el interés por aprender y desarrollarse en los niños y jóvenes, y reforzar a los estudiantes cuando enfrentan dificultades para que no se desanimen y pierdan la confianza.
PISA nos desafía a mejorar, ya que nuestra meta es que todos los niños y jóvenes se puedan realizar en lo que elijan para su futuro. Con esta evidencia, claramente no todos pueden hacerlo. Más de la mitad de nuestros jóvenes no alcanza los objetivos mínimos de aprendizaje y es nuestro deber ético revertir estas cifras. Desde el gobierno se están haciendo importantes esfuerzos con la implementación de las reformas. Ahora es tarea de todos: de las escuelas, de las familias y del esfuerzo de cada joven para aportar a una mejor sociedad y alcanzar sus sueños.