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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Prioridad presidencial para el Mapocho

No es un capricho de hipsters ni un guiño a los ciclistas fundamentalistas. Esto es un regalo a la ciudad. Por varias razones.

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¡Por fin! Después de cinco años abriendo el río Mapocho a la comunidad, de usar todos los recursos creativos posibles ya que económicos no habían, de sumar al Intendente Orrego a la iniciativa, de pelear con autoridades que sólo velaban por lo técnico y no se percataban del verdadero impacto social, de conseguirse asfalto con una empresa para que la edición que recién terminó esta semana se viera más parecida a la realidad, por fin, ya era hora, aleluya, tenderemos Mapocho Pedaleable.

El martes, la Presidenta Bachelet anunció que se le asignará prioridad presidencial y comprometió la construcción de este tremendo proyecto creado por la organización Pedaleable -grupo humano que merece un aplauso de pie- que consiste en habilitar un corredor permanente que permita moverse por la ciudad en sentido oriente-poniente y viceversa, desde el Costanera Center hasta la Estación Mapocho.

Se trata de un hito que tiene consecuencias positivas en la calidad de vida de los santiaguinos, en nuestra cultura urbana, en la sustentabilidad de la capital y en aristas todavía inimaginables. No es un capricho de hipsters ni un guiño a los ciclistas fundamentalistas. Esto es un regalo a la ciudad. Por varias razones.

Primero, recuperar el río como espacio público lo convierte en una vía expedita, continua, sin cruces, que atraviesa siete kilómetros del eje más congestionado de la ciudad. Segundo, si juntamos la potente combinación que van a significar los 32 kilómetros de la primera gran etapa del Mapocho 42k y los 7k del Mapocho Pedaleable, es muy probable que una gran cantidad de personas prioricen el uso de la bicicleta o de sus propias piernas en vez de otros medios. O sea, menos autos y menos congestión en el Transantiago en una zona estratégica de la urbe.

Tercero, el Mapocho Pedaleable invita a los ciudadanos a reencontrarse con el río más importante de Santiago, que cruza la ciudad completa, que es parte indisoluble de nuestra identidad pero que, vergüenza para nosotros, hemos negado en todos los sentidos posibles.

Cuarto, esa cercanía con el Mapocho será fundamental para romper mitos: el río no huele mal, de hecho no huele a nada. Ya no es lo que era hace años, hoy lleva más de media década limpio gracias a una gigantesca inversión privada en colectores.

“Durante casi 200 años, el canal del Mapocho ha estado cerrado al público, con la excepción de personas sin hogar que han buscado refugio bajo sus puentes. Todo este tiempo, el torrente ha cargado con el estigma de ser un riachuelo sucio, foco de delincuencia y contaminación” dice el sitio YoVivoMapocho.cl

Bien por los héroes ciudadanos de Pedaleable.org, bien por Claudio Orrego que se la jugó, bien por los organizadores del Foro Mundial de la Bicicleta que pusieron el tema en la agenda como nunca y bien por Michelle Bachelet. Con esto, ganamos todos.

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