Día Mundial de la Salud: el aporte de las organizaciones sociales en lo local
Nuestra función como Comunidad de Organizaciones Solidarias es, entonces, más que subsanar la brecha entre las personas y las definiciones de políticas públicas - como generalmente se nos puede mirar -, sino ser un aporte concreto, con ideas e iniciativas para avanzar de manera eficaz en este torcido sendero de la salud nacional.
Alejandra Pizarro es Directora Ejecutiva Comunidad de Organizaciones Solidarias
Este mes se celebra el día mundial de la salud y hay mucho por lo cual trabajar aún. Tal como el Día de la Mujer, no es una ocasión para “celebrar”, sino para reflexionar sobre lo que significa este derecho inalienable para todas las personas.
¿Cómo definimos “salud”? Es uno de los elementos más relevantes para el desarrollo de una vida larga y cualitativa; su importancia radica en permitir que el organismo se mantenga bien para poder realizar las diferentes actividades que están en su rutina diaria. Una buena salud se logra a partir de diversas acciones, y puede mantenerse o perderse.
No tener buena salud se da por diversos motivos, algunos insospechados a simple vista: por ejemplo, el desempleo. El Banco Mundial señaló en 2015 que casi 15 millones de personas no tienen trabajo en Latinoamérica. Al disminuir los ingresos, cambia el estilo de vida: desde una dieta menos variada, reducción de la actividad física, la postergación de visitas al médico o compra de un medicamento, hasta posibles síntomas de depresión y ansiedad, canalizados a través del cigarrillo, un mal dormir o una mayor ingesta de alcohol.
¿Cuánto cuesta la salud? Más allá del costo monetario de consultas médicas, exámenes, remedios y hospitalizaciones, se suman las largas esperas, escasez de médicos, falta de infraestructura y otros. Está el costo oculto que, tal como el desempleo, no siempre se nota primero: el sufrimiento, el dolor, la incertidumbre.
En 1996, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) afirmó que el desarrollo no debe ser visto desde un foco exclusivamente economicista, sino considerar que la dimensión económica y la social están estrechamente ligadas. Para la OPS “la salud es un aspecto que muestra en forma clara y precisa las condiciones sociales y económicas de una sociedad”.
Y es ahí donde entramos en acción como organizaciones sociales y solidarias de la sociedad civil sin fines de lucro: apoyando con casas de acogida a quienes llegan desde lejos a buscar ayuda médica o a familiares de pacientes. La Corporación de Amigos del Hospital Roberto del Río (COAR) y Casa Oncológica Sagrada Familia, por ejemplo; otras instituciones que apoyan directamente a niños y niñas que padecen una enfernedad como Fundación Debra (niños piel de cristal); Fundación Nuestros Hijos (niños con cáncer), o Fundación María Jesús Vergara (niños con cáncer u otras patologías), para lograr un acceso a un tratamiento adecuado y suficiente.
Asimismo, las organizaciones que luchan por levantar políticas públicas que contemplen en los planes de salud enfermedades no atendidas en el servicio público como Fundación Epilépticos Refractarios; otras dedicadas a ayudar a personas con discapacidad (como Cristo Especial de La Legua) Fundación Crescendo, Coanil y Amigos de Jesús de Cerro Navia; y aquellas dedicadas a la salud de adultos mayores y niños. Hay muchos nombres que se quedan fuera, pero el objetivo y ganas se mantienen iguales.
Por ese conocimiento acumulado desde distintos ángulos, es imperativo que las miradas de las organizaciones sociales y su conocimiento en terreno sean considerados como parte integral de las políticas públicas en torno a la salud en un futuro; lo mismo con los colegios profesionales. Siempre es un aporte la mirada objetiva y práctica de quienes están al pie del cañón con quienes necesitan la atención; políticos y médicos pueden tomar de ellos las mejores ideas y prácticas para mejorar el trato, gestión, y tratamientos, sobre todo con los sectores más vulnerables.
Por ejemplo, en abril del año pasado (tal como lo explica en su sitio web, en su rendición de cuenta pública en la V Región), Fonasa se reunió con representantes de diversas organizaciones sociales. En la instancia, coincidieron en la necesidad de fortalecer la salud pública en Chile y avanzar hacia un seguro único solidario. Propusieron, además, la realización de consultas ciudadanas como mecanismo de participación en el diseño del nuevo Plan de Salud de Fonasa.
Nuestra función como Comunidad de Organizaciones Solidarias es, entonces, más que subsanar la brecha entre las personas y las definiciones de políticas públicas – como generalmente se nos puede mirar -, sino ser un aporte concreto, con ideas e iniciativas para avanzar de manera eficaz en este torcido sendero de la salud nacional.
En distintos plazos, las organizaciones saben de primera mano qué puede funcionar y qué no. Llamo al Gobierno a tener una mirada de Estado, y a que incorpore las propuestas y buenas prácticas que las organizaciones civiles de la salud pueden hacer para lograr mejoras en el sistema nacional, en todos sus ámbitos. Estoy segura de que no se van a arrepentir.