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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Los berrinches indignados de Gaspar Rivas

"Debemos identificarnos con visiones y aportar a ellas si es que queremos reformar el Chile impuesto por una sola ideología imperante. Pero con tipos como Rivas, mientras celebramos sus coloridas pataletas, sólo lograremos quedarnos dormidos en los laureles".

Por Francisco Méndez
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Francisco Méndez es Periodista, columnista.

Ahí estaba el diputado independiente Gaspar Rivas votando la llamada Agenda Corta. Habló en contra de ella. Eso sacó algunos aplausos. Luego, como si fuera conductor de un taxi más que un parlamentario, agregó que todas esas excusas de la izquierda sobre que la delincuencia era un problema social, eran mentiras. Ahí sacó otros aplausos. Y para finalizar señaló que en Chile el gran delincuente era Andrónico Luksic, lo que no sólo provocó sensaciones encontradas en el hemiciclo, sino también vítores en las redes sociales en donde lo felicitaban por sus valientes palabras. Todo esto pese a que terminó votando a favor del llamado “Control Preventivo de Identidad” (o detención con sospecha soterrado).

Y es que al parecer ese era el gran objetivo de Rivas: sacar aplausos y no mostrar una postura clara sobre el tema que se estaba discutiendo, para así poder desviar la atención de su voto. Y así sucedió: quienes se encandilaron con sus palabras se quedaron con los efectos, con los gritos fuertes y con los disparos hacia ambos lados de la contienda política. No era ni de derecha ni de izquierda, sólo alegaba en contra de lo que es injusto mientras apoyaba una de las medidas más injustas de los últimos años en materia de “seguridad” en un contexto democrático.

Pero lo importante para él era tirarse contra Luksic y provocar ruido. Nada más. Sin embargo la manera en que se dirige a una de las personas más ricas de este país, simplemente no sirve de nada. Porque si no hay voluntad política y nos quedamos en las hermosas consignas mientras legislamos a favor de la estigmatización quien no ostenta dicha fortuna, lo cierto es que las  frases  aparecen sin contenido y únicamente logran sacar lágrimas en los ojos de  quienes quieren que los políticos no lo sean, sino que hablen desde la calle y desde la indignación fácil.

He ahí el gran error de los indignados: despolitizar el debate nacional y transformarlo en un cúmulo de rabietas infantiles, y pensar que ejercer política tiene que ver con el grita más fuerte o el que dice más garabatos en contra del poder fáctico. Rivas responde a esa idea y aprovecha el momento para decir en pocos minutos todo lo que esa ciudadanía alejada de la identificación política necesita escuchar. Sobre todo en días en que se confunde el ejercicio público derivado de la transición post dictatorial, con el que necesita una democracia sana.

Gaspar Rivas puede ser muy interesante para darnos cuenta de lo que puede pasar si es que confundimos la sensata crítica ciudadana con la indignación estéril.  Porque el diputado no tiene ideas concretas ni una línea doctrinaria clara que lo guíe. Y eso se demuestra en su discurso,  ya que terminó hablando de temas inconexos para así lograr la alabanza fácil. Lo que, convengamos, es bastante irresponsable dado el cargo que ejerce.

Por esto es que parece importante poner ojo a estos nuevos liderazgos. Resulta de tamaña trascendencia preguntarse quiénes están frente al micrófono parlamentario y cuáles son los mensajes que nos quieren entregar. Esto lo digo porque me parece que el ejercicio democrático debe ser guiado por políticas claras y postulados entendibles que traigan consigo una perspectiva país atendible. Lo de este ex RN parece ser todo lo contrario. Sus berrinches y gritos no son más que el camino indicado para que todo siga igual y para se confunda el Congreso con un lugar en donde deban decirse fuertes palabras sin  que haya acciones concretas detrás.

Chile necesita políticos que representen postulados, visiones país. La politización urge en una sociedad que cree que ir a votar es un hastío y que “las izquierdas y las derechas son ideas del pasado”, como he escuchado con mucha alarma por estos días. Debemos identificarnos con visiones y aportar a ellas si es que queremos reformar el Chile impuesto por una sola ideología imperante. Pero con tipos como Rivas, mientras celebramos sus coloridas pataletas, sólo lograremos quedarnos dormidos en los laureles.

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