No da lo mismo ser chileno que chilena
"Soy una convencida de que la inserción laboral femenina es un camino de éxito y que, a pesar de todas las barreras que hoy existen, cada vez que las mujeres tienen un empleo, agregan valor a sus organizaciones y mejoran no sólo su estándar económico sino también su autoestima".
Andrea Orellana es Consultora en capital humano y cuenta con 20 años de experiencia en el sector de educación técnico profesional y capacitación y administrando corporaciones sin fines de lucro. Actualmente realiza consultorías relacionadas con capital humano y apoya la inclusión de mujer profesionales a través de Red MAD, donde es socia fundadora.
Hace unos días se lanzó el Informe GET, Género, Educación y Trabajo, de Comunidad Mujer y, aunque conocidas, no dejan de sorprender las brechas de género a lo largo del ciclo de vida y que nos recuerdan el hecho de que no da lo mismo nacer hombre que mujer en Chile.
Siendo mujer trabajadora y mamá de tres hombres me pregunto cómo podemos avanzar y qué podemos hacer en el día a día, porque las brechas existentes son en su mayoría conocidas por nuestra sociedad. Es prioritario un cambio cultural y mejorar nuestra educación, romper con los estereotipos de género en todos los ámbitos de nuestro quehacer y que nos acompañan a lo largo de la vida.
Sin embargo, me quiero detener en el mundo del trabajo ya que estás brechas impactan aún más en aquellas mujeres que nacen en familias vulnerables y en situación de pobreza. Soy una convencida de que la inserción laboral femenina es un camino de éxito y que, a pesar de todas las barreras que hoy existen, cada vez que las mujeres tienen un empleo, agregan valor a sus organizaciones y mejoran no sólo su estándar económico sino también su autoestima, su mirada sobre un proyecto de vida que muchas veces ni siquiera se habían planteado.
Desde el punto de vista del desarrollo económico, al incorporar a las mujeres inactivas que les gustaría trabajar pero que no pueden por razones de cuidado familiar o aquellas que por una mínima mejora en sus salarios estarían dispuestas a trabajar, aumentaríamos el PIB de nuestro país en un porcentaje cercano al 6%.
Un gran punto de partida sería incorporar en nuestra legislación laboral el concepto de parentalidad en donde hombres y mujeres compartamos el cuidado de los hijos e hijas, realidad que vemos cada día más y que, espero, para mis hijos será parte de sus vidas al formar sus familias.
Lamentablemente, el proyecto de reforma laboral en trámite no se hace cargo en nada de las brechas de género existentes en el mundo del trabajo y con las tasas de desempleo al alza, acentuaremos aún más las diferencias si no le damos prioridad a este tema.