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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Arráncame los ojos, arráncame la vida…

No basta el “Chile crece Contigo” que se encarga de las madres y el niño en gestación. Se requieren acciones globales insertadas en el hogar de nuestra comunidad. Creando el piso para un desarrollo social, igualitario. Si no lo hacen, son cómplices de esta ola de horror.

Por María Teresa Larraín
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María Teresa Larraín es Periodista.

Es el caso de Nábila Rifo, joven de 28 años, residente en Coyhaique, madre de cuatro hijos, a quien – no se sabe y quizás nunca sabremos – la golpearon hasta hartarse y como corolario, le arrancaron los ojos. La noticia nos conmovió a todos, incluida la Presidente de la Nación, Michelle Bachelet.

¿Cómo es posible que se genere tanta maldad, tanto odio en un país donde, a pesar de terremotos, inundaciones y dictadura, aprendimos a darnos la mano y abrazarnos de vez en cuando?

Coyhaique, hasta hace poco, era una zona donde se combinaba el paisaje, las llanuras, la Patagonia incipiente, y la cordialidad de sus habitantes. Hoy es la ciudad más contaminada de Sud América. Al igual que en Aysen, el desempleo, la desolación y la falta de esperanzas llevan al suicidio a jóvenes, hijos que esta sociedad debe proteger. La frustración y el odio se insertó en sus vidas.

La tragedia de Nábila sirve, una vez más, para que los legisladores no se entrampen en el castigo al maltrato humano, sea hombre, sea mujer, sino en las causas que motivan bestialidades sin igual.

Es hora que la autoridad y el legislador escuchen a los sociólogos, psicólogos sociales, psiquiatras adoptando verdaderas políticas en salud, de sanación mental motivadas desde la cuna. Poner más dinero en ello es garantizar el bienestar de todos.

No basta el “Chile crece Contigo” que se encarga de las madres y el niño en gestación. Se requieren acciones globales insertadas en el hogar de nuestra comunidad. Creando el piso para un desarrollo social, igualitario. Si no lo hacen, son cómplices de esta ola de horror.

Durante estos 25 años en el Ministerio de Educación se archivó gran parte de la enseñanza humanista, para privilegiar la deshumanización del educando. Con ello, no se estimuló el encuentro sino la competencia. Cerraron las puertas a la Educación Cívica, dejándola entre citas de Ciencias Sociales. Sin horas para que los alumnos debatiesen o reflexionaran junto a su Profesor. Cortaron los ramos de Música y Filosofía. También de Ciencias, aumentando las horas de matemáticas, para producir más ingenieros al servicio de este neoliberalismo brutal.

Con ello, permitieron que el alumno dejase de pensar, convirtiéndole en un simple robot al cual se le imponen rígidas normas. Estas sirven a un sistema corrupto e inhumano, donde es más importante “parecer” que ser, y escalar como se pueda, dejando cadáveres en el camino. Con esto no sembraron la semilla del bien sino la del mal que hoy nos tiene a todos en el saco de la corrupción, codicia, y la bestialidad.

Este país tiene al 50% de su población bajo depresión. La angustia arremete y asalta los hogares, transversalmente, desde la A a la Z. Chile esta primero en el ranking en el continente en el trafico de drogas duras y estupefacientes. Ni la pastilla más dulce o el jaleo diario pueden terminar con este drama. Sólo políticas sobre salud mental y desarrollo social podrán cambiar este cauce que nos lleva al precipicio. Pero hoy, estas apenas existen en el ideario de quienes nos gobiernan o pretenden gobernarnos..

En todo caso, nadie puede insertar nuevos ojos a Nábila. Ninguna acción penal, ni un castigo serán justos para quien en cierto modo, le arrancó la Vida….

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