¿Qué nos creemos que somos?
Ya no estamos para que nos manejen como en una matrix, no es necesario. Dejemos que la sociedad busque su propia identidad en lugar de forzarla a partir de indicadores poco claros ó con mensajes motivadores típicos de predicadores. No obliguemos a la sociedad a comportarse como émulos sin carácter.
Guillermo Bilancio es Profesor de Dirección General en la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez. Consultor en Política Empresarial.
Hace más de 14 años que vivo en Chile, y me resulta siempre curioso esa rara necesidad de verse al espejo de los chilenos, preguntando permanentemente: “¿Cómo nos ven?”. Es una rara sensación.
Lo mismo sucede con la constante investigación de tendencias acerca del pensamiento de los chilenos sobre los valores y estilos de vida, algo que supuestamente puede llegar a ser útil como análisis de mercado para la toma de decisiones, pero que en realidad en la mayoría de los casos parecen ser instancias para dar aliento a una sociedad que busca una identidad.
Días atrás me propuse analizar el informe que brinda La Tercera en relación a su proyecto Chile3D, basado en una investigación de actitudes y tendencias que dan supuestas certezas acerca de “como somos los chilenos”. Refrendado por un mensaje publicitario poco sustentable, en la que a los gritos histéricos se deja escuchar que “los chilenos somos gozadores, liberales, multiculturales, iguales…”
Nunca comprendí si esa es una afirmación de lo que somos ó lo que “queremos ser”. Casi una aspiración a ser lo que no somos.
¿Cuán liberales son los chilenos que dudan respecto a políticas liberales y progresistas como el tema del aborto ó la legalización de la marihuana? ¿Acaso hay un clase política que no lo es? ¿Acaso esa clase política no es la representación de las aspiraciones de liberalidad? De ser así, ya hubiésemos tenido otros gobiernos progresistas, y no los tuvimos.
Ya se, algunos dirán que soy un argentino “culiao”. Pero aclaro, soy simplemente un argento que observa la sociedad en la que vive.
¿Cuán gozadores son los chilenos a la hora de vivir pendientes de la economía, las cuotas, la presión por el trabajo? ¿Cuan diferente es el concepto “gozador” al concepto de ser feliz?
La afirmación sobre la multiculturalidad es bastante sorpresiva, a menos que se llame multiculturalidad a la convivencia con diferentes culturas de Latinoamérica…Pero, ¿El chileno es multicultural? ¿Tiene capacidad adaptativa a diferentes valores? ¿Acepta la diversidad ó simplemente la expresa como un discurso socialmente correcto?
¿Qué significa la idea de aceptar la igualdad? ¿Acaso existe el mismo juicio para la unión civil que con la convivencia con pueblos originarios? No lo creo en la gran mayoría como para afirmar que la sociedad es así…
¿Acaso la creatividad y la imaginación está reflejada en la innovación? Casualmente un país con escasos grados de libertad para innovar por imposición de jerarquías, no da la sensación de explotar al máximo estas cualidades supuestamente generalizadas.
Si pensamos una sociedad feliz y perfecta, podemos perder perspectiva para entender lo que nos pasa.
¿Adónde queda el conservadurismo, el mal humor frente a cada supuesta crisis, o las tensiones por pertenecer a una clase superior? Si fuésemos tan iguales, ¿Por qué no derribamos las barreras sociales virtuales manifestadas en la convivencia, en el uso de servicios públicos, ó en definir a un barrio como “alto” y a otro no?
Ser gozadores, liberales, iguales y multiculturales, dibujan un estereotipo chileno que a la hora de votar parece ser otro.
Hay que ser cuidadoso con lo que se dice y se publica.
Este tipo de afirmaciones tienen varias lecturas. Una de ellas es la de estar permanentemente generando alguna buena noticia para darle un somnífero a una sociedad sedienta de cambio cultural y social.
Sin un diagnóstico crítico, no hay posibilidad de alcanzar ese cambio, el que aparentemente no parece necesario si los chilenos “somos lo que ese informe dice que somos”.
Ya no estamos para que nos manejen como en una matrix, no es necesario. Dejemos que la sociedad busque su propia identidad en lugar de forzarla a partir de indicadores poco claros ó con mensajes motivadores típicos de predicadores. No obliguemos a la sociedad a comportarse como émulos sin carácter.
Seamos críticos para crecer. Autocríticos para mejorar. Soportar reírnos de nosotros mismos en lugar de declamar un perfeccionismo que nadie cree. Ni adentro ni afuera.
Seamos serios, sin ser solemnes, pero seamos serios.