Cronología sangrienta del Zoológico Metropolitano de Santiago
"¿Existían las medidas de seguridad mínimas que pudieron evitar que esta persona pasara al lugar donde vivían los leones? ¿está Chile preparado para mantener como corresponde este tipo de recintos?".
Ximena Wiesenfeld es Directiva AnimaNaturalis Internacional-Chilechile@animanaturalis.org
Muchos nos hemos visto afectados y conmovidos por trágico acontecimiento que provocó que dos leones del Zoológico Metropolitano de Santiago fueran abatidos a tiros a cambio de proteger la vida de una persona que se lanzó al lugar donde vivían. Ante esto cabe la pregunta: ¿se justifica la existencia de los zoológicos? ¿Cuáles serían los fines por los cuales se sustenta su existencia como institución? ¿Existen los protocolos de seguridad eficientes para casos de emergencia como éstos?
Cristian Apiolaza, coordinador de la organización Defensa Anti-Especista que trabaja por la liberación animal, argumenta: “todos los zoológicos del mundo justifican la privación de libertad de los animales no humanos que exhiben, sobre la base de cuatro ideas fundamentales: entretención, educación, conservación y fines de investigación científica“.
Apiolaza señala que todos estos argumentos son absolutamente cuestionables. Primero, para educar no puede ser que niños y niñas aprendan de animales que viven privados de libertad. Existe la tecnología necesaria y programas de televisión para poder verlos. Podría ponerse mayor énfasis en enseñar sobre el respeto y cuidado que ellos merecen en sus hábitats naturales.
Como entretención, al igual que los circos, los animales no deben estar a disposición de satisfacer la necesidad de divertir como parte de un espectáculo. Además esto va siempre de la mano del lucro.
Los zoológicos se justifican mucho en cuanto a la conservación de las especies, aludiendo a que es preferible tener a los animales en cautiverio a exponerlos a peligros, como la caza o la destrucción de sus ecosistemas producto de la expansión de zonas urbanas, desforestación para ampliar campos de cultivos y otras justificaciones. Lo mejor en estos casos es el fomento de la creación de santuarios o centros de rescate que permitan que los animales estén en lugares donde no se encuentren encerrados, y a la vez, permita una rehabilitación en casos donde han sido maltratados.
Sobre la investigación científica, podría decirse que se recurre al mismo sistema aplicado a los animales que se usan para experimentos. Justifican así tenerlos encerrados para estudiarlos, pero finalmente es difícil lograr una conclusión certera cuando éstos obviamente no se van a comportar de la misma forma estando en libertad que en jaulas y encierro en general.
La conclusión en que se basa la organización Defensa Anti-especista para esgrimir estos cuatro puntos que hemos revisado, se puede apreciar más en detalle a través de un ensayo traducido por la organización, llamado “En contra de los zoológicos” y que aparece en un libro escrito por el filósofo Peter Singer. Se puede descargar de manera gratuita a través de este link.
Ahora, ante el cuestionamiento que apunta a si se procedió de manera correcta ante la emergencia suscitada el 21 de mayo recién pasado, Apiolaza apunta directamente a la precariedad del sistema de seguridad del recinto. Para casos como este, existen protocolos internacionales que establecen que para controlar un animal salvaje hay que, primero, hacer un intento manual, luego lanzar agua, después dardos y cómo último recurso disparar.
¿Están los zoológicos en Chile capacitados para seguir estos protocolos? ¿Existían las medidas de seguridad mínimas que pudieron evitar que esta persona pasara al lugar donde vivían los leones? ¿Hubo un descuido por parte del personal encargado de los animales o podríamos responsabilizar que la falta de una estructura precisa en el cumplimiento de los protocolos o finalmente a la falta de recursos que debiese proveer el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, como entidad encargada de velar por el Parque Metropolitano?
De no cumplirse con todos estos puntos, ¿está Chile preparado para mantener como corresponde este tipo de recintos?
Personalmente creo que, después de este y otros hechos acaecidos, es impermisible que una persona transgreda una jaula con la facilidad con la que la hizo Franco Ferrada. Hoy fue él, mañana puede ser un niño u otra persona que por la falta de medidas de seguridad adecuadas pueda entrar o caer a cualquiera de las dependencias donde viven estos animales.
Cronología sangrienta del Zoológico Metropolitano de Santiago
30 de noviembre, 1967. Un avión Hawker Hunter rompió la barrera del sonido generando un fuerte estallido que causa pánico en los animales del Zoológico . Una cebra quiso huir estrellándose contra un muro de concreto. Un camello casi se ahoga luego de que se cayera a su comedero; y una osa parda que colgaba de la pared de su jaula, se asustó con el fuerte ruido y se soltó, azotando su cabeza sobre un tronco. Los tres animales murieron.
24 de junio, 1995. Un cortocircuito eléctrico en la noche produjo un incendio que quemó los dormitorios de las jirafas. Una cría de un año y medio, un macho de ocho años y dos hembras preñadas de seis y once años murieron. El año 1996 se adquirieron cuatro jirafas desde una reserva natural de Sudáfrica de entre 12 y 16 meses. Animales de origen silvestre para ir a cautiverio en Santiago.
Mayo, 1996. Doce ciervos murieron asfixiados mientras huían de los trabajadores que iban a vacunarlos. Estos animales se ahogaron con sus lenguas cuando intentaron lacearlos.
16 de septiembre, 1997. La elefante cayó al foso que separaba a estos animales de los visitantes. Al momento de sacarla, no se quitó el cable eléctrico instalado para evitar que el macho se acercara. La elefanta recibió una descarga cayendo tumbada. Existe un video en youtube de este incidente: “Electrocuted Elephant”
24 de abril, 2002. Puma se escapa del zoológico. Murió tras paro cardiorrespiratorio producto del estrés que le habría afectado durante su recaptura.
29 de julio, 2012. Pampa, tigre blanco es abatido tras atacar a su cuidador luego de que este último no tomara las precauciones necesarias durante un procedimiento habitual.
21 de mayo, 2016. Hombre ingresa a la jaula de los leones africanos del Zoológico provocando a los animales para que estos lo atacaran, llegando incluso a colgarse del cuello del león. Ambos felinos, un macho y una hembra, fueron abatidos en el acto.
La muerte de la pareja de leones, Flaca y Manolo, responde a un sistema injusto de intentar mantener animales en el lugar al cual no les corresponde vivir. Incluso aunque la misma leona fue rescatada en horribles condiciones con un claro estado de desnutrición desde un circo, son sólo excepciones, pues la gran mayoría son producto del intercambio de especies con zoológicos extranjeros, de la reproducción en cautiverio o la compra de éstos.
Se trasladan animales de un lugar a otro como si fueran objetos, sin pensar en el estrés o la tristeza que esto les debe provocar. Y la cruel realidad es que mientras más exóticos, mayor es la atracción que se genera para llevar más público.
Algunos proponen reconvertir poco a poco los zoológicos en lugares de recuperación y conservación de especies rescatadas, como por ejemplo, si se aprobara una ley que prohibiera los circos con animales y existiese la posibilidad de repartir esos animales decomisados. Puede que no fuese la medida más óptima, pero algo que se puede cumplir más a corto plazo, aunque idealmente sería que se pudiesen generar centros de rescates y santuarios.
De todas formas, intentando ver las distintas aristas del tema, la prioridad siempre será el bienestar de los animales, lo cual implica, entre otras cosas, la libertad como derecho propio a vivir en el lugar que les corresponde. No somos los seres humanos quienes tenemos que disponer de la vida de otros seres vivos para sacarlos de donde pertenecen. Y si se piensa que tan sólo “son animales”, hagamos memoria cuando en Chile entre 1878 y 1900, once selk’nam -entre ellos un niño de 8 años- fueron llevados a Europa para ser exhibidos y tratados como animales. Los indígenas patagónicos eran una rareza. Así los trataron. Así murieron. Y eso era visto como normal.
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