La ruta de la reforma previsional
Mientras las marchas por una reforma previsional no logren traspasar sus ideas en un liderazgo único capaz de canalizar y comunicar una demanda única, no habrá avances. No es suficiente pedir un cambio. Debe haber una articulación política del grupo de presión y debe existir una propuesta alternativa clara, lista para ser tomada por algún grupo político existente.
Kenneth Bunker es Académico de la Universidad Central
Hace pocos días casi un millón de personas se movilizaron en cuarenta ciudades para pedir una reforma al sistema previsional. Bajo el lema No Mas AFPs, la marcha unió a personas mayoritariamente de clase media y baja de todos los colores políticos para terminar con un sistema de pensiones catalogado como injusto e ilegitimo.
La marcha despierta memorias de la movilización estudiantil de 2011. En ese segundo año del gobierno de Piñera los estudiantes se unieron para pedir un cambio al sistema educacional. Después de un par de meses de marchas de alcance nacional la demanda se transformó en una propuesta clara y concisa de política pública.
Hoy las marchas por una reforma previsional se encuentran en un estado incipiente, pero es probable que avancen hacia una propuesta política pública, tal como lo hicieron las demandas de las movilizaciones por la educación. Pero para ello se deben dar al menos dos condiciones. Primero, un líder que lleve la bandera, y segundo, una demanda clara y concisa.
En las movilizaciones por la reforma educacional fueron los líderes de las federaciones universitarias quienes portaron las banderas. En 2011, Giorgio Jackson y Camila Vallejo se transformaron en las voces del movimiento, unificando y matizando las distintas posiciones. Fueron ellos quienes pasaron pasaron en limpio las ideas que dieron vida a las demandas.
Mientras las marchas por una reforma previsional no logren traspasar sus ideas en un liderazgo único capaz de canalizar y comunicar una demanda única, no habrá avances. No es suficiente pedir un cambio. Debe haber una articulación política del grupo de presión y debe existir una propuesta alternativa clara, lista para ser tomada por algún grupo político existente.
Las demandas articuladas en las marchas de 2011 tuvieron éxito porque fueron lo suficientemente precisos para que un candidato presidencial los pudiera recoger. En ese caso, Bachelet prácticamente se adueño de la causa, tomando de forma casi integra las demandas de la calle. Su programa de gobierno prácticamente plagió las demandas de los estudiantes.
Mientras no exista una alternativa única, de consenso para una reforma previsional, ningún candidato presidencial se va arriesgar. La tarea del líder de la demanda previsional debe tomar un lado. No es suficiente pedir un cambio. No es suficiente abrir el debate. Debe optar entre pedir una reforma hacia un sistema mixto o uno de reparto y comprometerse.
Si el líder de No Mas AFPs quiere tener éxito en su lucha debe ir más allá de la protesta. Debe presentar evidencia que hay un sistema mejor que el actual, y conseguir el apoyo de la calle. Solo entonces un candidato presidencial podrá sentir que hay peso tras la causa, y tomarlo como bandera propia para la próxima elección presidencial.
Si el líder de la marcha no logra encausar el debate hacia una demanda específica, pasará lo que ha pasado en todas las elecciones anteriores: será solo un tema más. En las últimas tres elecciones, la reforma previsional ha sido parte del debate, pero nunca de forma central. Nadie se ha dado el trabajo de proponer una alternativa de consenso.