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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Burgos y las dos almas

Estas dos almas son diferentes, pero complementarias si se tiene una mirada histórica sin descalificaciones una de otra, porque hoy lo que debemos rectificar no es el modelo neoliberal, sino el camino que está tomando el gobierno.

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Ernesto Evans es El Dínamo.

“Dos almas en el el mundo que había unido Dios… eso éramos tu y yo”, cantaba el aclamado bolerista mexicano Javier Solís, entonando la triste historia de dos personas que se habían querido, pero luego,-como en muchos boleros- sobrevino el triste distanciamiento.

Eso está pasando, con mayor intensidad en estos días, en la Democracia Cristiana. Se ha auscultado una dualidad que, como la neblina costera de invierno, se veía venir. ¿Qué la hizo evidente, pública? La entrevista a Jorge Burgos, quien sentenció que la Nueva Mayoría “termina con este Gobierno” y la influencia del PC “no le hace bien al país”, y que “el país se ha descarrilado; hay que ponerlo otra vez en la vía, en la vía del crecimiento… eso es algo esencial”.

¿Por qué se están haciendo visibles esas dos almas? No hay que entrar a un debate doctrinario para darse cuenta que, desde las primeras expresiones refundacionales de la Nueva Mayoría, -con la cúspide de la metáfora amenazante de pasar una retroexcavadora al modelo neoliberal-, muchos D.C. tomaron distancia; muchos, incluso, que habían votado por Michelle Bachelet. Y, probablemente, no porque sean admiradores de Milton Friedman, Hayek o que veneren las políticas de Reagan, Thatcher o de Pinochet y sus Chicago Boys.

Lo más probable es que sean demócratas cristianos que están orgullosos de la “Concertación de Partidos por la Democracia”, de la capacidad de un país para construir acuerdos, de crecer y darle más progreso y bienestar a la gente; pero esto último, a diferencia de la oposición, viviendo en democracia. Personas que les costó contener la emoción en el funeral histórico del ex Presidente Aylwin, quien fue capaz de liderar una transición difícil y ofrecer crecimiento económico pero con equidad, impulsando una reforma tributaria acordada con la oposición (subió la tasa corporativa desde 10% a 15%, y elevó el IVA al 18%), pero con un crecimiento económico promedio de 7,7% y la reducción de la pobreza desde 40% a 28%.

Y también son personas que están muy preocupados por la poca aceptación ciudadana que tiene el Gobierno, que tiene la Presidenta y su gabinete. No son de oposición, simplemente críticos porque, lamentablemente para el éxito de la Nueva Mayoría, tenían razón. Las cosas no van bien, por eso se sintieron identificados con Burgos y su entrevista.

Como en el yin y el yang del taoísmo, las dos visiones existen en la D.C.: unos están todavía por un cambio abrupto, reformador y profundo al modelo económico; otros que piensan en una estrategia distinta. Estas dos almas son diferentes, pero complementarias sin se tiene una mirada histórica sin descalificaciones una de otra, porque hoy lo que debemos rectificar no es el modelo neoliberal, sino el camino que está tomando el gobierno.

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