El peligro de sombras energéticas
Nuevamente sería bueno mirar –y copiar- a países desarrollados donde para la captura de energía solar se utilizan las amplias hectáreas urbanas inertes disponibles - techos de casas, edificios y fábricas, entre otras- sin la necesidad de agredir el medio ambiente.
Eugenio Grove es Director Laboratorio Innovación y Creatividad de Universidad Diego Portales
Es innegable el avance que se ha logrado en materias de producción de energías renovables no convencionales (ERNC) sobre todo mediante tecnología solar, una alternativa versátil dado los diversos ámbitos donde se puede aplicar, desde vivienda, industria y transporte, hasta cargadores de celular.
Esta fuente sería, según el catastro recientemente anunciado por la Comisión Nacional de Energía, CNE, el pilar en el aumento de la capacidad instalada de ERNC en el sistema eléctrico chileno que según la entidad se cuadruplicará hacia el 2018, alcanzando un 20% del total requerido en el país.
Sin embargo, no se han mencionado los efectos que generaría la envergadura de las superficies de placas de captura solar que conllevaría alcanzar dicho logro: enormes lagunas de sombra que podrían alterar –incluso destruir por falta de sol- los bio y eco sistemas que quedarían bajo ellas.
Nuevamente sería bueno mirar –y copiar- a países desarrollados donde para la captura de energía solar se utilizan las amplias hectáreas urbanas inertes disponibles – techos de casas, edificios y fábricas, entre otras- sin la necesidad de agredir el medio ambiente. En estos casos, la subvención por kw inyectado al sistema por el retorno de energía desde las techumbres mediante “tejados y cubiertas solares”, es una solución con proyección a largo plazo.
En este sentido es vital comprender que nuestra principal fuente de ingresos –el cobre- poco a poco se “funde”. Frente a este escenario nuestra potencia y proyección económica está en el desarrollo del turismo. Somos un país único y rico en esta materia. Con la propuesta de la CNE, si bien se solucionaría un problema a corto plazo, se aplastaría aún más con “sombras de energía” nuestra ya mermada cuenta de ahorro bio-eco geográfica.
Urge una política preventiva de los recursos naturales que proyecte y resguarde el futuro del país y sus habitantes, no solo el de un gobierno cuatrienal.