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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Anita Tijoux y su garabato: muchas madres trabajadoras sentimos lo mismo

La verdad es que lo que le pasó a Anita es el fiel reflejo de lo que debemos haber vivido la mayoría de las madres más de una vez. Estamos en tela de juicio por A, por B y por C. Todas estamos expuestas a esto desde el momento que decidimos tener un hijo, si, desde el embarazo.

Por Johanna Watson
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Johanna Watson es Publicista, escritora especializada en rock y sus ramas. Investigadora de la historia de la música chilena.

Anita Tijoux dijo: “¿Cuándo chucha le preguntarán a los hombres con quién dejan a sus hijos cuando van de gira?” y yo me pregunto…¿hasta cuando chucha el machismo será pan de cada día para las mujeres que somos madres y trabajadoras?

Y es que el machismo no sólo existe en el ámbito de la música, el machismo es transversal, no perdona profesión, edad, ni estrato social.

Por ejemplo, podemos verlo en los sueldos, que mundialmente son más bajos que el de los hombres… ¡hasta en Hollywood! recordemos a la actriz y madre de 2 hijos, Patricia Arquette y su aplaudido discurso al respecto en pleno recibimiento de su premio Oscar 2015: “A todas las mujeres que han dado a luz, que pagan sus impuestos y que son ciudadanas de esta nación, hemos luchado por los derechos de todas las demás. Ya es hora de que tengamos de una vez por todas el mismo salario (que los hombres) y los mismos derechos para las mujeres en Estados Unidos de América”.

En la salud también tenemos diferencias: Si una mujer quiere optar al sistema de salud privada, tiene que pagar más del 7% que pide el sistema público por un plan en Isapre, porque “la edad fértil” es lo que “encarece” a una mujer si quiere optar por un plan de salud privada, sólo por la inminente posiblidad de gestar un hijo.

Pero, apelando puntualmente a la molestia de Anita Tijoux, las mujeres en general tenemos que lidiar con un sinfín de situaciones al ejercer la maternidad: solucionamos cotidianamente asuntos domésticos, de índole escolar, de salud, económico, alimenticio -que es bastante-para además tener que soportar enjuiciamientos retrógrados y mal intencionados incluso de otras mujeres (que generalmente no son madres) y que sin tener idea, ni menos “solidaridad de género” opinan con toda holgura sobre temas que desconocen.

La verdad es que lo que le pasó a Anita es el fiel reflejo de lo que debemos haber vivido la mayoría de las madres más de una vez. Estamos en tela de juicio por A, por B y por C. Todas estamos expuestas a esto desde el momento que decidimos tener un hijo, si, desde el embarazo.

¿Cómo cambiar esta situación? La verdad es que no lo sé, supongo que es cosa de evolución y para eso talvez faltan varias decenas de años. De momento manifestar, cambiar hábitos de conducta y educar a nuestros hijos lejos de esas premisas, para que crezcan libres de pensamiento y de acción igualitaria entre géneros.

Soy madre, con 10 años de experiencia, y vaya que he aprendido en estos años, desempeñando la disciplina más bella y difícil que me ha tocado vivir como mujer y trabajadora. Desde esa vereda claro que entiendo la chuchada de Anita, porque sé en carne propia que colma la paciencia lidiar con este tipo de comentarios gratuitos y malintencionados.

Anita en realidad fue suave, quizás quienes somos madres y trabajamos teníamos en mente un garabato mucho más fuerte para lanzar a los 4 vientos. Pero Anita fue la que lo dijo, se mandó una chuchada bien puesta y merecida. La gritó a la Rosa de los Vientos.

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