El aprovechamiento ideológico de la derecha
Todos los sectores conservadores se han unido para acusar de que lo que se está relativizando es el derecho a la vida, cuando en realidad lo que están relativizando de forma descarada es la interpretación de convenciones de Derechos Humanos.
Carlos Falcon es Coordinador de la comisión de Derechos Humanos de Revolución Democrática.
Cuando vamos a la calle y le preguntamos a cualquier persona sobre Derechos Humanos, lo más probable es que la mayoría de las opiniones nos remitan a la violación de estos en dictadura. Y así como estamos culturalmente forzados a acotar este tema, también somos incapaces de entenderlo desde lo coyuntural.
Muchos analistas acusan una polarización de sociedad chilena sin considerar que la dictadura cívico-militar, al sepultar la actividad política, sentenció el desprestigio de esta, desnaturalizando la discusión en torno a temas asociados. Posteriormente La Concertación consolidó la desmovilización remitiendo la participación política a una práctica de clase. Bajo este contexto, los Derechos Humanos quedaron reducidos a las políticas transicionales de La Concertación, eliminado toda posibilidad de pensar en ellos como un fenómeno cotidiano. Así es como la derecha, para quienes resulta impropio referirse a Derechos Humanos, se da el lujo de argumentar desde una perspectiva de derechos, defendiendo sus visiones a través de la reinterpretación antojadiza de convenciones de Derechos Humanos.
Como si esto fuera poco han construido un relato en el que, para ellos, un grupúsculo progresista intenta instalar en la opinión pública demandas sobre ideologizadas.
Todo lo anterior ha posibilitado el uso malicioso de los Derechos Humanos para justificar las pretensiones ideológicas conservadoras de la derecha, desconociendo con ello convenciones clarísimas; aprovechándose de una sociedad poco instruida en estos temas.
Recientemente, en una acción frontal y reaccionaria, la UDI decidió votar en contra y formular observaciones a la ratificación del tratado de la Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores. Esto como precaución de que pudiese abrir la discusión sobre eutanasia. La disposición a la discusión de todo lo que no esté alineado con las idea de la UDI una vez más es nula.
Por otro lado los movimientos que se oponen a la interrupción del embarazo siguen haciendo un uso indiscriminado de niños en situación de discapacidad en sus protestas para justificar “el derecho a la vida”. Mientras tanto el debate legislativo de los “defensores de la vida” sigue al nivel de planteamientos como el del Senador Chahuán, quien señala que el proyecto en trámite “viola los derechos de cuarta generación”, derechos que por cierto hablan del aseguramiento del acceso a las tecnologías de la información y la comunicación. Curioso.
Todos los sectores conservadores se han unido para acusar de que lo que se está relativizando es el derecho a la vida, cuando en realidad lo que están relativizando de forma descarada es la interpretación de convenciones de Derechos Humanos.
La situación con el tema de carabineros no es muy diferente, en tanto que mucho se ha oído el último tiempo la frase: “y qué pasa con los derechos humanos de carabineros”. Ciertamente un carabinero no deja de ser humano al vestir uniforme, pero al hacerlo también está actuando bajo el amparo de una institución que está mandatada para hacer uso legítimo de la fuerza. En este sentido quienes critican a los derechos humanos como un instrumento para recortar facultades policiales, no consideran el hecho de que el resguardo de la seguridad es en sí un derecho humano y para posibilitarlo no se pueden violar otros derechos.
De ahí que sea fundamental crear y promover una cultura en Derechos Humanos, no tan solo como educación cívica, sino también como un debate en que, con mucha seguridad, las transformaciones que este país necesita dejarán de ser vistas sólo como un afán ideológico.