No dejes que otros decidan
Estamos trabajando hace un tiempo en un sistema que estimule a votar en forma transparente. Más que volver al sistema obligatorio, lo óptimo es dar estímulos, en igualdad de condiciones, en subsidios y cargos públicos o municipales, a los que no dejaron que otros decidieran por ellos.
Antonio Horvath Kiss es Senador de la República por Aysén
En las últimas elecciones –segunda vuelta presidencial de 2013– en nuestro país la abstención se elevó al 58 por ciento. Esta situación no es que deslegitimice a las personas que resultan electas, sino que hace ver que una parte relevante de ciudadanos permite que otros decidan por ellos.
En términos de instituciones y partidos, la política tiene un alto descrédito. Esto puede estar justificado en casos que se pueden investigar en profundidad por la influencia del dinero, por acciones de carácter ilegal, o que no guardan relación con el ejercicio y las competencias de los cargos de elección popular.
Con mucha dificultad se hicieron reformas para superar el sistema binominal y permitir que expresiones alternativas o emergentes pudiesen no solo existir, sino que llegar a ocupar cargos de interés público. Esto es particularmente importante porque en un país centralista y muy concentrado en lo económico, como el nuestro, claramente se puede percibir que las distintas opciones –en grandes rasgos– conversan y administran el sistema político, social, ambiental e incluso, en alguna medida cultural del país. Esto se hace al margen del interés de las regiones, las localidades, que tienden a convertirse en zonas de sacrificio o son indemnizadas sin ninguna proporción con respecto al daño producido. También se manifiesta en el abuso hacia las personas, lo que queda patente en muchos de los deudores del sistema financiero, como es el caso de los estudiantes, en casos de colusión y también en la desmedrada previsión, muy por debajo de las expectativas que ofrecieron en un comienzo las administradoras de fondos de pensiones.
Con dificultad y contra el tiempo se lograron levantar algunos partidos regionales y alternativos más cercanos a las personas. Esta ventana de oportunidad o “primavera”, no alcanzó a durar un año, pues se volvió a reformar el sistema político y se recuperó el sistema antiguo.
Por estas razones, no podemos dejar que otros decidan por uno, y hacemos un ferviente llamado a las personas a ejercer su derecho y responsabilidad de sufragar. Estamos trabajando hace un tiempo en un sistema que estimule a votar en forma transparente. Más que volver al sistema obligatorio, lo óptimo es dar estímulos, en igualdad de condiciones, en subsidios y cargos públicos o municipales, a los que no dejaron que otros decidieran por ellos.