Radiografía de la segregación escolar
En los países con sistemas altamente segregados, hay menos equidad y sus estudiantes tienden a estar menos motivados. Este es uno de los problemas más graves del sistema educativo chileno, uno de los más segregados del mundo según distintos indicadores internacionales.
María Pilar Calderón es Decana Facultad de Ciencias de La Educación, Universidad Central
El último estudio PISA del año 2015 y cuyos resultados fueron socializados este mes, se efectuó sobre una muestra de 540.000 jóvenes de 15 años, siendo de ellos 7.053 estudiantes chilenos. El resultado devela cifras para nuestro país alarmante: el 23.3% de nuestros adolescentes se ubican por debajo de los niveles de rendimiento requeridos como mínimos en estas materias.
Podremos reconocer mejoras sin duda, como el avance en Lectura pero ello no es suficiente cuando no se reflejan movilización respecto del aprendizaje de las Ciencias y las Matemáticas, saberes fundamentales para el desarrollo de habilidades y competencias para la vida.
Y menos cuando se mantienen las diferencias de brechas sociales y de género, preocupante es la ubicación que ocupamos respecto de indicadores de equidad en la educación y porcentaje de estudiantes que han repetido al menos un curso, alcanzando este último el 24,6%, cifras que claramente no pueden ser interpretados de forma independiente. La repitencia escolar reiterada y por cierto, la deserción escolar por consecuencia es tres o cuatro veces mayor en estudiantes de contextos vulnerables.
El problema de la desigualdad frente a las condiciones y garantías para enfrentar los procesos de enseñanza y aprendizaje es a estas alturas, una característica que representa nuestro sistema social económico y lamentablemente es también tarea primordial pendiente.
Es complejo pensar en un proyecto país cuando la educación, pilar fundamental del desarrollo individual y social, persiste indicando una desgarradora realidad: la segregación y la inequidad en un sistema educacional detenido, donde la calidad de la experiencia de aprender sigue ubicándonos en el tercio inferior.
En los países con sistemas altamente segregados, hay menos equidad y sus estudiantes tienden a estar menos motivados. Este es uno de los problemas más graves del sistema educativo chileno, uno de los más segregados del mundo según distintos indicadores internacionales.
Es señal de alerta, algo ocurre en nuestra educación que no está logrando resolver la desigualdad y trabajar desde la diferencia. La acción pedagógica de repetir uno o dos cursos no puede dejarnos ajenos frente a un conflicto no solo escolar sino social, que requiere de ser interpretado como un claro mecanismo de marginación.
Nos gusten o no las mediciones como Pisa o Simce, son radiografía que nos enfrentan a una realidad violenta donde efectivamente las oportunidades no son para todos y todas, donde los esfuerzos parecen no ser los necesarios o quizás no están colocados en el lugar adecuado.
Y donde el foco no está instalado en la esencia del problema: lo que ocurre dentro de nuestra aulas con las metodologías de enseñanza, con la relación profesor- alumno, con la relación de cooperación entre pares, con el ejercicio docente, con el sentido que otorga un estudiante a la experiencia de aprender y como lo vincula hacia el desarrollo de su proyecto de vida.
Con la identificación que logra respecto de su escuela o colegio, respecto de un país sustentable, justo y equitativo en recursos y oportunidades, fortalecido desde el enfoque de derecho a la educación de calidad donde se requiere muchísimo más que voluntad política, más que análisis estructurales o de juicio respecto de otros países con proyectos distintos al nuestro, se requiere construir un proyecto país con sentido de urgencia en acciones concretas con mirada de equidad para poner a la Educación de nuestros niños , niñas y jóvenes en primer lugar.