Desastres y Negligencia
"Podemos advertir que en algún momento del tiempo habrá un desastre natural, que nuestros jóvenes irán en ayuda, que la solidaridad emergerá y que la magnitud del desastre seguirá siendo responsabilidad, única, de la Clase Política".
Orgullo siento por nuestros jóvenes voluntarios, por la solidaridad de todos y la resilencia de quienes se han visto afectados, en este y otros desastres. Somos un pueblo porfiado, atrapados entre desastres y la negligencia de la clase política (no olvidar).
La BBC destacó la resistencia de los chilenos a las tragedias. El periodista Daniel Pardo aludió a los mineros atrapados, los terremotos, tsunamis e incendios forestales, en su nota para el medio británico; hago mi aporte con con: aluviones y tormentas.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advirtió en el 2015 sobre las falencias para enfrentar desastres, como el actual. Se recomendó cambiar la Onemi (¿de vacaciones?) y agregó una serie de cambios necesarios que, sin duda, habrían permitido una respuesta rápida y oportuna. La magnitud de los desastres es responsabilidad de la Clase Política.
El BID y otros expertos han expuesto a las autoridades ad hoc la necesidad de cambios, tras cada desataste y anterior a ellos, también; como el caso actual. La responsabilidad civil de la Clase Política se “pierde” entre el heroísmo de bomberos, la fuerza de nuestros jóvenes, la solidaridad que nos caracteriza; hay responsables, políticos, de la magnitud que alcanzó este incendio.
Los desastres naturales aparecen aleatoriamente y se pueden prevenir, por ende podríamos estar mejor preparados para ellos y no lo estamos, ¿por qué?.
Detrás del coraje, tesón y porfía de los 33 está la historia de los escasos recursos para los fiscalizadores de Sernageomin y la evidencia de explotación laboral. El tsunami del 2010 tiene condenados a quienes se les atribuye la responsabilidad de al menos 74 de los 156 fallecidos y 25 desaparecidos que el mar dejó.
Mantengo mis reparos sobre el impacto del abandono político hacia la población al restringir los recursos necesarios a los organismos fiscalizadores pertinentes y la insana practica de legislar sólo aquello que les conviene; aumento de parlamentarios, aumento de dieta, refichaje de partidos políticos, etc.
Día, fecha, hora y magnitud del próximo desastre no se puede determinar pero sí podemos prever que habrá alguno. Podemos advertir que en algún momento del tiempo habrá un desastre natural, que nuestros jóvenes irán en ayuda, que la solidaridad emergerá y que la magnitud del desastre seguirá siendo responsabilidad, única, de la Clase Política.