Incendios, Conaf y el debate eterno de la modernización del Estado
"Una vez salvada la emergencia de los incendios, vendrá la discusión política. Probablemente se inicie a fines de febrero o comienzos de marzo, y el debate tendrá varios matices".
Ernesto Evans es El Dínamo.
No es necesario ser profeta, vidente ni adivino para advertir que, una vez salvada la emergencia de los incendios, vendrá la discusión política. Probablemente se inicie a fines de febrero o comienzos de marzo, y el debate tendrá varios matices: el origen intencionado o no de los incendios; la acción (o inacción) del gobierno frente a la catástrofe respecto a la demora en reaccionar; si es necesario o no contar con un Supertanker 747 o el llyushin IL-76, o tenerlos a disposición en el menor tiempo posible; la pregunta de por qué las forestales no tienen aviones propios para apagar incendios o sistemas de telecomunicaciones de alertas tempranas, o cuán intensa es la fiscalización a las empresas eléctricas.
Así surgen estas interrogantes y muchos otros cuestionamientos aparecerán. Sin embargo, obviamente la institucionalidad que debe responder a esta catástrofe será uno de los temas de fondo.
La ONU, en el documento “Climate Action Now“ (2016), llama a los países a adoptar planes nacionales para combatir el cambio climático, y dotarse de herramientas para identificar los riesgos y peligros, justamente, como los incendios forestales. El texto cita que Paraguay está recuperando y protegiendo 1 millón de hectáreas de bosques para el 2030.
Gracias a esa iniciativa y al apoyo internacional, las emisiones de CO2 serán notablemente reducidas y la seguridad en los bosques cautelada. En Chile ya hemos perdido más de 550 mil hectáreas (para que se haga una idea, el Parque Pumalín tiene “sólo” 325 mil). ¿Pero cómo las vamos a recuperar? Porque no queda otra, las tenemos que recuperar.
En una columna, el senador Antonio Horvath escribió que Chile se comprometió con forestar 100 mil hectáreas de bosque nativo. Sin embargo, los incendios han consumido bastante más que eso. Recuperar los bosques perdidos y contar con una institucionalidad que prevenga y reaccione antes, que detone las alertas tempranas, será el objetivo.
No creo que las cosas cambien mucho y se resuelvan con que la Conaf sea un servicio público como anunció por Twitter la Presidenta. Lo más importante, aunque sea obvio, es que funcione, que sea capaz de levantar de manera temprana las alertas, no cuando el infierno está desatado, que atine a conseguir ayudas internacionales, de ser necesario, de manera oportuna, con personal calificado, sin tropezar tanto con la burocracia y centrando el foco en la gestión, con una institucionalidad dotada de las herramientas técnicas y también la fuerza política para ser verdaderamente eficiente. Lo barato sale caro. Bien caro.