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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

La ¨H¨ no es muda…

Apostemos por una revolución que nos libere de la hipocresía y la histeria, y volvamos a exigir Honor por representar a los ciudadanos. Tal vez, en un par de generaciones menos voraces y mediocres, sea posible.

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Guillermo Bilancio es Profesor de Dirección General en la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez. Consultor en Política Empresarial.

Hay palabras que marcan el ritmo de la política, que forman parte de discursos esperanzadores que después nos llevan a la desesperanza.

Así es como la falta de “volumen” político, es reemplazado por frases hechas que usan palabras que, de tanto mal uso, se tornan vacías

Y en esas palabras, la H no es muda, todo lo contrario.

Honestidad es parte del discurso generalmente opositor al gobierno que siempre se supone corrupto. El opositor habla de su propia honestidad frente a situaciones de robo al Estado, tal como lo planteaba en su campaña Mauricio Macri en La Argentina. Hoy su gobierno parece poner en duda esa honestidad con los “raros” negocios de su padre y sus empresas familiares con el Estado argentino.

Humildad es lo que todo gobernante o candidato quiere representar, así como lo hizo José Mujica, exacerbando la humildad que finalmente fue sólo un argumento de marketing para tapar la pobrísima gestión de su gobierno. Pero en el caso de otros, como Piñera, la humildad queda absolutamente de lado cuando en lugar de responder acusaciones como un simple ciudadano, escribe “Yo acuso”. Si, casi una falta de respeto a la notable carta de Emile Zola “J´acusse¨ escrita a fines del siglo XIX.

“Huevos” es una palabra que se refiere al carácter. No es una palabra grosera, sino una síntesis de lo que significa coraje. Jugársela sin esperar respaldo ni certezas. Es no tener rodeos para ser autocrítico y firme frente a situaciones a veces no deseadas.

Algo que, por ejemplo, Guillier no tiene cuando le consultan sobre los excesos del populismo en temas de derechos humanos en Cuba o Venezuela. Pero no solo es Guillier, la clase política es una cocina en la faltan ¨huevos¨ para decidir lo que hay que decidir aún a costa de perder espacios.

Hacer más que Hablar. Los políticos, frente a su impotencia para conectar ideas con acción, tienen la muletilla “hay que…” como si otros fueran los responsables de hacer. Las palabras sin acción son ficción.

Honor sea tal vez la palabra olvidada. Ya parece que ser parte de la clase política no es un honor, sino una oportunidad. Ya no hay interés por ser parte relevante de la Historia. Importa aprovechar la situación puntual sea cual fuere la causa. Es como que el olvido borra todo, aún los compromisos.

Honestidad, Humildad, Huevos, Hacer, Honor…palabras repetidas por una generación mediocre de políticos que hacen pensar al común de la gente que la culpa es de la política.

Nada de eso. La culpa es otra palabra nefasta que forma parte no de los discursos, sino de las acciones concretas de la clase dirigente.

Hipocresía va con H…

Y es la misma hipocresía la que se manifiesta en el populismo revolucionario que en la supuesta derecha conservadora.

Mientras el populismo revolucionario habla de libertad y representa lo peor de la izquierda autoritaria, Habla de eliminar la pobreza con un rolex o con una cartera de Louis Vuitton, como lo hacía CFK. Hipocresía.

Así también la derecha conservadora se supone liberal y obstaculiza la libertad con discursos retrógrados cargados de discriminación. Y hasta habla de pobreza cero. Una promesa imposible de cumplir pero que viene sosteniendo desde el discurso de crecer y crecer. Alguna vez, derramará…

Sería una utopía hilarante pensar en que tenemos que cambiar. Porque quienes suponen cambiar la política, no se dan cuenta que la política no es la culpable sino los hipócritas que la representan.

La hipocresía y la Histeria del corto plazo y la pelea burda de viejas de barrio han ganado un espacio que no debería estar permitido.

La H no es muda. Está reservada para las palabras que efectivamente pueden generar una revolución, o un adormecimiento.

Apostemos por una revolución que nos libere de la hipocresía y la histeria, y volvamos a exigir Honor por representar a los ciudadanos. Tal vez, en un par de generaciones menos voraces y mediocres, sea posible.

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