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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Francia de cara a la segunda vuelta

"El afán de Le Pen es terminar con cierta institucionalidad que está instalada en Francia y Europa. En el caso del ex presidente Piñera, es evidente y así lo sostiene en sus dichos que no está de acuerdo con la reforma educacional y que en lo principal quiere terminar con el impulso reformador".

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Pierre Lebret es Cientista Politico UDP – La Sorbonne Nouvelle París III. Especialista en Cooperación Internacional

Al ver los resultados de esta primera vuelta, muchos se alegraban por ver a Marine Le Pen en segundo lugar. Pero yo creo que deberíamos estar preocupados de la normalización del discurso de Marine Le Pen, enemiga de la república como lo dijo Benoit Hamon ayer en su discurso. Ella ha ido en ascenso en cada elección, local, regional y ahora presidencial, logrando una votación histórica de 7,7 millones de votantes. Además cabe recordar algo, y es la comparación con la elección del 2002 entre Chirac y Le Pen, el entonces ex mandatario logro más del 80% de los votos. Hoy según los sondeos Ipsos, Macron ganaría a Marine Le Pen con un poco más del 60%. Se reducirá el margen de esta segunda vuelta.

Respecto de Macron, que un hombre de 39 años, demócrata, lidere y llegue a ser presidente, está muy bien, tanto desde el punto de vista de un cambio generacional, como los valores que representa. Pero, en caso de victoria, ¿con quien gobernará Macron? En junio tendrán lugar las elecciones legislativas y el presidente electo tendrá que nombrar un Primer Ministro que lidere esa campaña para conseguir una mayoría. Esa mayoría difícilmente podrá ser absoluta. Por un lado el partido de Los Republicanos mantendrá un nivel importante de diputados, la Francia Insumisa de Melenchon de la cual se puede destacar una votación histórica como izquierda más radical no aceptará una alianza con Macron, y Marine Le Pen por su alta votación alcanzada en esta primera vuelta debería tener un mayor número de diputados en el parlamento galo. Macron puede contar con los apoyos de una parte del PS y conformar una dinámica para consolidar el centro político. Pero aun así, tendremos un parlamento fragmentado, con una mayoría seguramente no muy amplia como lo es de tradición en los últimos años, o ver emerger hasta una nueva cohabitación como fue la de Chirac con Jospin entre 1997 y el 2002, o Mitterand – Chirac en los años ochenta. A pesar de la caída – en esta presidencial – de las fuerzas tradicionales, Macron deberá consolidar el centro y establecer conversaciones y hacer gestos con el PS y Los Republicanos.

El desplome de las fuerzas tradicionales, tanto de derecha como el PS, es hoy una realidad. Es un cambio brusco del abanico político galo, pero para que podamos confirmarlo, se debe esperar las alianzas que vendrán, y la conformación del parlamento de junio próximo.

Esta presidencial marca el desahogo ciudadano hacia una elite que no supo escuchar y no supo resolver los problemas cotidianos de la gente, como el desempleo. Recordemos que la tasa del desempleo en Francia es del 9,8%, y para los menores de 26 años alcanza una cifra histórica del 25%. El desencanto con el proyecto europeo es también un factor importante, y es el caballo de batalla de Marine Le Pen.

Se espera que en esta campaña de segunda vuelta el discurso de Marine Le Pen será el de atacar al ex ministro de economía de Francois Hollande: Emmanuel Macron. Un ministro que no ha logrado reimpulsar el crecimiento, cuando otros países del sur de Europa estaban demostrando señales de mejora. En agosto se cumplirá 10 años de la crisis de los subprime de Estados Unidos y el inicio de la crisis financiera y económica global que hasta el día de hoy desestabiliza Europa en todas sus dimensiones.

La victoria de Macron, fue también la de Hollande. Perdió la derecha tradicional, el PS no logró victorias en ninguna provincia, y ganó el ex ministro de economía del actual mandatario. El presidente más impopular de la Quinta República hizo una jugada maestra. Después de haber sido el Secretario General del PS por más de 10 años, y el candidato del PS en el año 2012, en esta campaña no le dio el apoyo a su propio partido, marcando el brutal desvanecimiento de uno de los partidos más importante de la historia política francesa, y dejando el camino abierto a Macron. El actual presidente logro lo que quería: no pasarle la banda presidencial a la derecha.

Respecto de Europa, es evidente que los países se miran y observan unos a otros, para ver las consecuencias de unas u otras elecciones. Es normal, en contexto de crisis, las sociedades van perdiendo en cierta medida el control, la visión y perspectivas futuras. Muchos se preguntan si existirá un efecto rebote en Alemania en septiembre próximo, sin embargo el contexto alemán es diferente, Angela Merkel tiene un apoyo consolidado que le permite reimpulsar y conformar un nuevo gobierno, cuando en Francia, Hollande no tenía ninguna capacidad ni legitimidad. Existe ciertos focos de tensión en Alemania, respecto por ejemplo de la política de acogida de los inmigrantes de Angela Merkel, pero nunca como para hacer vacilar una coalición. La historia aún pesa en Alemania, y veo muy difícil un auge de la extrema derecha en la principal potencia europea, pero si veo factible un giro aún más conservador de Angela Merkel. Mientras que el candidato del Partido Socialdemócrata Martin Schulz tratará de tomar impulso con la victoria de Macron. Una cosa es seguro, si Europa quiere frenar los extremos y re encantar los ciudadanos con la Unión Europea, Francia y Alemania deberán unirse políticamente para impulsar un proyecto europeo más social y solidario.

Respecto de un posible símil con Chile, en general, siempre los candidatos tratan de identificarse con un candidato o tendencia victoriosa en algún país. En noviembre pasado, muchos eran los que querían atribuirse el entusiasmo de la candidatura de Fillon, hoy buscan al Macron chileno.

Pero creo que fue muy preciso lo que manifesté en el Diario el Mostrador el domingo pasado, que tiene que ver con esa aspiración refundacional de Le Pen y Piñera. El afán de Le Pen es terminar con cierta institucionalidad que está instalada en Francia y Europa. En el caso del ex presidente Piñera, es evidente y así lo sostiene en sus dichos que no está de acuerdo con la reforma educacional y que en lo principal quiere terminar con el impulso reformador, no está de acuerdo con la reforma tributaria que se impulsó durante el actual gobierno y aparentemente tampoco tiene ninguna disposición para permitir avanzar hacia una nueva constitución. Lo que yo he manifestado como cientista político es que me parece en estos aspectos no solo existe un intento de ir contra las reformas, sino que existe un intento de refundar el impulso y la tendencia que advertíamos buscaba generar cambios importantes y profundos en la sociedad chilena, sin que ninguno de ellos constituyera una revolución ni nada parecido. Además, el discurso de Le Pen en contra de los inmigrantes, responsabilizándolos de la crisis social y del desempleo, me recuerda los dichos de varios personeros de la coalición de Chile Vamos del candidato Piñera cuando asociaban el aumento de la inmigración con la delincuencia en Chile. El desafío del futuro gobierno en Chile será el de desarrollar políticas públicas para la integración de los inmigrantes, y no exacerbar la confrontación dentro de una sociedad, que puede llegar a ser sumamente peligroso.

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