Te querían muerta, Nabila
"¿Cómo entender que quien era su pareja, la persiguió, atacó con un trozo de concreto, le partió la mandíbula y el cráneo, le arrancó los ojos y la abandonó semidesnuda a la intemperie en medio de una noche glacial?".
Karen Denisse Vergara Sánchez es Periodista e investigadora en temáticas de género y violencia
Nabila, ¿Con qué cara podemos mencionarte nuevamente en la prensa? ¿Cómo puedo volver a repetir tu nombre, mientras siento que la sociedad te ha fallado? Han sido semanas difíciles para quienes creemos en un país más justo, inclusivo y libre de violencia.
Me es difícil decidir dónde partieron estos días desesperanzadores. Quizás cuando escuché el primer “por qué no denunció antes”, mientras Valentina Henríquez narraba ante la policía y los medios las agresiones de su ex pareja. O cuando nos enteramos que una niña de 14 años fue baleada en el cráneo y que los mismos médicos se refieren a ella como una incubadora para la cual poco importa si está consciente o inconsciente mientras pueda llevar su embarazo gestado en la miseria, el abandono y la violencia, a buen término.
Estas semanas han sido de puro dolor, de rabia. Es difícil situarse como mujer en un país donde siguen vulnerando nuestros derechos día a día. Se nos aprieta la guata, nos quita la esperanza. Los discursos del odio se suben a un bus naranjo y reciben autorización para circular, mientras este martes, un grupo de mujeres fueron a teñir una pileta de rojo por todas las víctimas de femicidio de las cuales el Estado no se hace cargo, y son violentamente reprimidas y pasadas a llevar por carros lanza agua y efectivos de fuerzas especiales en proporción 10 a 1.
¿Cómo ponerse por un día en el lugar de Nabila? ¿Cómo entender que quien era su pareja, la persiguió, atacó con un trozo de concreto, le partió la mandíbula y el cráneo, le arrancó los ojos y la abandonó semidesnuda a la intemperie en medio de una noche glacial? ¿Y sin embargo la justicia chilena dice que no hubo intención de matarla? Pensar en el suelo frío, repleto de sangre y ella, teniendo que hacerse la muerta para evitar estarlo de veras. ¿Quién puede pensar que aquello no fue con la intención de matarla?
Te querían muerta, Nabila. No querían verte valiente y decidida declarando en contra de tu agresor. Ellos preferían que tu juicio quedara impune, como el de Nicole Saavedra, joven lesbiana, asesinada tras una semana de torturas sin que aún se encuentre a los culpables.
La Fiscalía nos falló, amiga. No fue capaz de demostrar a fondo que esa noche la intención de Ortega fue eliminarte. Te falló la justicia, te fallaron los abogados quienes buscando espacio en medios, fueron capaces de dar tu nombre y decir que estaban de acuerdo con la rebaja de la condena. Te digo amiga, porque la única articulación que nos queda como mujeres es la unidad. El acompañamiento. Estar ahí, para cuando una de nosotras nos necesite. Por eso es aún más doloroso sentir que no hay justicia.
A mi no me interesa el discurso desde el odio y el empate. No me interesa quienes señalan que violarán a Ortega en la cárcel o que será víctima prontamente de la furia carcelaria. Sólo queríamos que la justicia por una vez diera precedente de que alzar la voz y denunciar podía tener consecuencias satisfactorias.
Tengo pena, pena por esas mujeres que callan y que callarán las mutilaciones venideras, pena por las que cuando despierten del coma verán una foto de su pareja y dirán “él no fue”. Hoy le abrimos la ventana a más agresores. Sin embargo, ahí estaremos, buscando nuevamente un espacio para la justicia. Somos todas amigas, y seguiremos llegando a todas las instancias posibles para demostrar que en nuestro país se vulneran nuestros derechos. No vamos a callar. Por ti, por las que fueron y vendrán.