Sr. Echecopar: renuncie
"Debe aceptar que este gallito lo perdió por sus propios errores y no seguir machacando al resto de los militantes. La ciudadanía decidirá si Jackson o Mayol tenían la razón (o menos fiebre, más bien)".
Carlos Fuentealba Varela es Periodista y militante de Revolución Democrática.
Rodrigo Echecopar debe renunciar a la presidencia de Revolución Democrática. Lo exigen las circunstancias y buena parte de las bases del partido, arrastradas hasta una posición imposible de sostener tras el veto a Alberto Mayol.
Debe hacerlo como un gesto simbólico de compromiso histórico y ético hacia todos los que han apostado puestos de trabajo, seguridades personales y sacrificios económicos en la construcción de un Frente Amplio. Por todos los compañeros que hoy ponen la cara en distritos en los que tienen pocas oportunidades de ganar, por todos los que intentan dar un nuevo impulso al sindicalismo, a las luchas territoriales y a la descentralización del país.
Pero no sólo por ellos. Debe hacerlo también por responsabilidad política. Por no haber estado a la altura de la circunstancia y haber permitido que Revolución Democrática sea hoy el principal blanco de las críticas de la opinión pública. Por haberle dado espacio de regeneración a todo el actual partido del orden- PC, DC y UDI-, que por estos días se ha dado un festín.
Debe hacerlo por lealtad a la lucha de todas las mujeres que creyeron en el Frente Amplio. Por ese feminismo tan necesario para el desarrollo del país, que fue envilecido, basureado y tristemente vaciado de contenido. Que fue usado como polera del Che Guevara, para defender lo indefendible.
Su renuncia es una necesidad táctica y estratégica. Táctica porque es la única forma que los actuales candidatos del partido- desde Beatriz Sánchez al más desconocido de los postulantes a diputado- levanten la frente y digan con cierto grado de credibilidad: sí, fue un error grave, pero tuvimos la altura para superarlo pagando los costos. Y estratégica porque es el momento de dar un golpe de timón importante hacia el futuro: el país no necesita una concertación en miniatura, que sirva como trampolín de la academia al estado, de espaldas a las clases populares. Ese espacio ya está más que saturado e inventar todo un conglomerado para competir por él resulta patético.
Rodrigo Echecopar debe renunciar por sus convicciones democráticas, pero sobre todo por las necesidades revolucionarias del partido. Si se quiere construir un proyecto político para Alto Hospicio, para Valparaíso de la cintura hacia arriba, para Chiguayante o para Lo Espejo. Si se le quiere disputar Puente Alto a la derecha. Su salida debe significar el fin de la primacía del Distrito 10 en Revolución Democrática, como un gesto de voluntad contra el centralismo elitista.
Echecopar debe renunciar y abogar por que Mayol postule en el cupo del Partido Igualdad. Debe aceptar que este gallito lo perdió por sus propios errores y no seguir machacando al resto de los militantes. La ciudadanía decidirá si Jackson o Mayol tenían la razón (o menos fiebre, más bien).
Si no renuncia a la presidencia, muchos renunciarán al partido. Y los que se queden, lo harán estirando un chicle cada vez más insípido. Porque frente al alejamiento de lo popular no hay voluntarismo que sirva para evitar el avance del empresariado. Y de eso sí que estamos hasta las masas.