El partido de Bachelet
"Todo parece indicar que, de los candidatos a suceder el cargo, volverá uno con experiencia; uno que ya triunfó en el pasado".
Andrés Echazarreta es Presidente de la Juventud UDI
Si el gobierno de Bachelet fuera un partido de fútbol, ya estaríamos en el segundo tiempo. La Presidenta sería la DT (directora técnica) y los ministros, los jugadores. Caracterizado por la estrategia del “realismo sin renuncia”, la selección no está jugando muy distinto a como lo hizo frente a Paraguay, recientemente.
Pues bien, ¿cómo se ha desarrollado el partido?
En el minuto 1 se presenta la reforma tributaria al país, a pesar de la resistencia de una parte importante de los hinchas. El seleccionado Alberto Arenas, encargado de llevar a cabo esa jugada dijo en ese momento: “júzguenme por los resultados”, sin embargo, sabemos que minutos más tarde sería sacado de la cancha.
Minutos después, se ingresa la reforma al binominal y la creación del requisito de la cuota de género. En aquel momento ya se comienza a escuchar una oposición importante a la DT. En este tema en particular, se aduce un arreglo en el diseño de los distritos – favorable a la Nueva Mayoría -, un desequilibrio entre las oportunidades que tendrán incumbentes v/s desafiantes y un aumento considerable del gasto público.
En el primer tiempo, también se ingresan la reforma educacional y se define un cronograma para el proceso constituyente, en el cual participó cerca del 1% de la población chilena.
La selección juega, pero lejos de encantar a la hinchada, hace rato que se sienten abucheos. Se ha esmerado en realizar jugadas (reformas), pese al amplio rechazo que estas generan en la ciudadanía. Asimismo, se enfrenta a un momento donde los chilenos se encuentran más desencantados de la política. Para esto último, finalizando el primer tiempo, se envía una batería de proyectos al Congreso para regular el financiamiento y la transparencia en la política. Sin embargo, no es suficiente. Al toque del pitazo que indica el término del primer tiempo, solo un 26% de los asistentes aprueban la conducción del equipo, mientras un 67% lo desaprueba (Adimark, marzo del 2016).
¿Y el segundo tiempo? La reforma laboral es enviada al Congreso y se promulga con un 26% de rechazo (Adimark, agosto del 2016), no sin antes ser objetada la titularidad sindical que en ella se incluía por inconstitucional. Antecede a ella, el proyecto de desmunicipalización con amplias críticas por parte de la oposición.
Sigue el partido y la popularidad de la DT va en picada, si al finalizar el primer tiempo, la aprobación era de un 26%; ahora cae a su nivel más bajo, llegando al 19% (Adimark, agosto del 2016).
Para los últimos minutos, se opta por dar prioridad al proyecto de aborto, ingresar una reforma previsional que podría destruir cerca de 400.000 empleos, y a reimpulsar el proyecto de la nueva Constitución.
La verdad es que en la recta final no es de extrañar que la hinchada pida un cambio de estilo en el próximo DT. La cesantía, el bajo crecimiento económico, la desconfianza generalizada en la efectividad de las reformas, el rechazo del informe Sename II por un blindaje político y, en general, el “juego” no encanta para nada. La guinda de la torta: Los Ministros Valdés y Céspedes dejan la cancha en señal de protesta a la estrategia de Bachelet. Ya no son pocas las voces que empiezan a transmitir lo que poco a poco se ha ido convirtiendo en un nombre que gusta.
Todo parece indicar que, de los candidatos a suceder el cargo, volverá uno con experiencia; uno que ya triunfó en el pasado.