Mapuche culpables, hasta que se demuestre lo contrario

El mundo empresarial, principalmente forestales y sus camioneros que miran con provechoso afán a la región de la Araucanía, está presionando fuertemente a la Nueva Mayoría, quienes sopesando los intereses de los grandes empresarios y la reivindicación territorial de nuestro pueblo, inclinan la balanza por los primeros, ya sea por el peso del dinero o por la fuerza y violencia política ejercida a punta de palos, cárcel, torturas y lacrimógenas.

Bachelet, por su parte, postula a convertirse en la Margaret Thatcher socialista del s.XXI, pues adopta una actitud de total desinterés e indolencia con las vidas de los hermanos que se encuentran en huelga de hambre hace ya 114 días.

Cabe recordar que en el año 2014, Chile fue condenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) al aplicar la Ley antiterrorista a miembros de la comunidad Mapuche y no solo eso, agregar también que ésta viola el debido proceso y el derecho a tener un juicio justo e imparcial, sin embargo, la Concertación (o Nueva Mayoría) insiste en la tesis del enemigo interno, montando la recientemente llamada “Operación Huracán”, que termina con un saldo de ocho dirigentes mapuche detenidos, utilizando como prueba estrella unas conversaciones de Whatsapp de dudosa procedencia y autenticidad.

Esta smena fue absuelto el hermano Hugo Melinao, quien acusado de montar una guerrilla en Enero de este año con armas de juguete burdamente exhibidas por los medios de comunicación y la policía como si fuesen reales, vivió ocho meses de prisión preventiva, todo como parte de un operativo realizado por la “inteligencia” policial en conjunto con la Fiscalía y el Ministerio del Interior denominada “Operación Tauro”.

El precedente que sigue remarcando en torno a la judicialización de un problema político: todos los mapuche procesados finalmente han sido declarados inocentes por los mismos tribunales, esto tras extensos períodos de tiempo en prisión preventiva, fomentando la falsa imagen que los medios construyen ante la opinión pública sobre el “terror en la Araucanía”.

Así, nos dejan en claro que no quieren avanzar profundizando el diálogo para resolver el conflicto, sino que lo harán por la vía judicial y policial, montando operaciones que nos recuerdan al mismísimo Mamo Contreras con el fin de seguir sosteniendo el miedo como herramienta de subyugación colonial.

La profundización del diálogo y la perfección en la convivencia intercultural se tienen que dar con el respeto y reconocimiento como eje principal y eso significa que para llegar a la solución del problema es necesario dialogar con todos los actores involucrados. La construcción de un país plurinacional se da con el cumplimiento de los derechos de los pueblos originarios que está consagrado en los convenios internacionales que chile ha firmado, como el 169 de la OIT o la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.