La incidencia de los inmigrantes en las elecciones de noviembre
Este año, en 30 mil se cifró el aumento de los nuevos electores de origen extranjero para la próxima elección.
Marcelo Pinochet es Académico Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Católica del Maule.
Hace algunos días la Asociación Chilena de Municipalidades publicó un estudio que cifra en 30 mil el aumento de los nuevos electores de origen extranjero para la próxima elección del 19 de noviembre, en comparación con la anterior de alcaldes y concejales. Si bien el titular de noticia puede ser llamativo, lo cierto es que al menos hay tres elementos que nos hacen pensar en una gran variación histórica o en un cambio significativo. Revisemos entonces.
Primero, señalar que la legislación establece que, para poder sufragar, los extranjeros avecindados en nuestro país tienen que (además de tener más de 18 años cumplidos el día de la elección y no poseer penas aflictivas) vivir en Chile hace al menos cinco años. Esta restricción impactará sobretodo en la población de origen haitiano o venezolano, que son las colonias que, si bien han experimentado un crecimiento importante en los tres últimos años, no cumplirían muchos de ellos con los requisitos que establece la ley.
Asimismo, afirmar que los extranjeros históricamente han representado del orden del 1% en el padrón electoral. A cifras de 2017 este dato es tan sólo de un 1,7%, es decir, sin importar la nacionalidad, un total de 267.116 extranjeros podrán votar en las elecciones del 19 de noviembre según los datos del Servicio Electoral. No obstante, si bien en el último tiempo hay un aumento de extranjeros, ello se reflejará sólo parcialmente en las urnas, pues el padrón completo está confeccionado a partir de un universo de más de 14 millones de votantes habilitados. Hay regiones en las cuales el porcentaje es mayor: Tarapacá y Arica Parinacota, pero no logra ser significativo en el universo de electores, siendo un 7,7% en la primera y un 4,7% del padrón electoral, respectivamente.
En tercer lugar, en la Región del Maule, no se ve aún representada electoralmente la llegada reciente de extranjeros. El padrón electoral está constituido únicamente por sólo un 0,3% de migrantes, no constituyéndose en una masa electoral importante y muy distante de lo que en algunos lugares de Estados Unidos o en regiones o departamento de países Europeos.
Resulta apresurado entonces establecer un aumento en la importancia electoral, pues si bien hay un aumento, éste es marginal respecto de la cantidad de votantes. Empero, aparentemente por condiciones culturales y políticas de origen, los inmigrantes podrían tener un nivel de abstencionismo más bajo que los chilenos.
No obstante lo mencionado, las encuestas señalan que el tema de la inmigración se ha instalado dentro de la agenda de la opinión pública. Cabría entonces definir que el reto de los migrantes es elevarse como actor relevante en la Región del Maule a través de las instancias de participación que existen (no solamente por la vía del sufragio), por ejemplo, tratando de influir en los programas de los candidatos con las demandas y propuestas. También es cierto, que la opinión pública posee una moderada expectación frente a las propuestas en materia de inmigración que plantean los candidatos en sus programas. Ciertamente allí radica un desafío a nivel de las formas de incorporar la migración en el debate político.