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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

U2 en Chile: estremecimiento desmedido

"The Joshua Tree Tour 2017 demuestra la conciencia de entorno que posee el cuarteto. Ya está dicho, no son sólo una banda de rock sino más bien un concepto humanitario". (Foto: Jaime Valenzuela / DG Medios)

Por Bárbara Alcántara
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Bárbara Alcántara es Periodista especializada en música. Instagram: chicarollinga

Con un show compuesto de grandes éxitos que apelaron a la melancolía y la nostalgia, los irlandeses volvieron a su esencia con el concierto más emotivo que han presentado en Chile desde su debut en 1998. Especialmente en el comienzo de un show frente a un Estadio Nacional abarrotado. A oscuras y con cero parafernalia Larry Mullen Jr. caminaba hacia el escenario frontal. El bendito sonido de esa batería con “Sunday Bloody Sunday” daba el puntapié inicial. La audiencia, compuesta por un mix de generaciones demostraba su fervor. La experiencia comenzaba y el legendario piano de “New Year’s Day” presagiaba lo que se vendría. Emoción en su máxima expresión, con verso incluido.

Llegado el momento de escuchar el quinto disco de los británicos, The Joshua Tree, el gran despliegue daba paso a una pantalla de 61 metros de largo con una resolución de alta tecnología cuyas imágenes proyectaban un camino en blanco y negro. El viaje comenzaba en una carretera con dirección al desierto de Mojave y la mítica canción “Where the streets have no name” sonaba con una nitidez incomparable. Bono se mostró cercano y amable, habló con chilenismos, que incluyeron un “hola po”, además de mencionar al afamado pilucho del recinto ñuñoíno.

Un paisaje tipo Valle de la Luna marcó el inicio del uno de los momentos más emocionantes de la noche, “With or wihout you” sonó tal y como la hemos escuchado desde hace treinta años. El poder interpretativo de su líder se mantiene intacto. Lágrimas.

Posteriormente en “Bullet the Blue Sky” llega el frenetismo de The Edge ayudado por una cámara con un foco manejada por Bono cuyas imágenes se proyectan en la pantalla. A pesar de los sicodélicos movimientos del dispositivo es posible ver a un vocalista teatral, irónico y sin miedo a primeros planos que delatan sus 57 años. Luego con “Red Hill Mining Town” y con “In God’s Country” transitamos por el corazón de una Norteamérica, que a pesar de ser gobernada por un ser que no los representa en absoluto, mantiene su alma intacta y una esencia que el disco quiso reflejar en 1987 y que en la actualidad adquiere más sentido que nunca.

El final de la pieza llega conmovedor, un grupo de mujeres visualmente tristes y desgarradas sostienen velas y miran directamente a cámara, mejor dicho, a la audiencia. Cada una de esas llamas se apaga lentamente, como si perdieran la esperanza de saber dónde está ese cuerpo que nació de sus entrañas, suena “Mothers of Dissapeared”. Lágrimas nuevamente. Imposible no empatizar.

Llega el turno de canciones post Joshua Tree, suenan “Beautiful Day”, “Elevation” y “Vértigo”. El público está en éxtasis. Sin embargo, aún falta un gran momento. “Ultra violet (light my way)” del disco Achtung Baby de 1991. Imágenes de mujeres guerreras son proyectadas, entre ellas Elena Caffarena, Sola Sierra, Patti Smith, las Pussy Riot, Frida Khalo, la escritora Isabel Allende y Michelle Bachelet, junto con una postal de la marcha Ni una Menos del 2016 que recibió una ovación.

The Joshua Tree Tour 2017 demuestra la conciencia de entorno que posee el cuarteto. Ya está dicho, no son sólo una banda de rock sino más bien un concepto humanitario. En esta oportunidad U2 entregó emotividad desmedida, además de mostrarse, una vez más, como una agrupación sin miedo, directa, sensata, feminista, sólida y con la capacidad de remover hasta un corazón de hierro. ¡Bravo!

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