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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Encontrarse en la ciudad

"La refundación de la DC debería replantearse como un nuevo partido comunitarista, abandonando poco a poco el humanismo cristiano, y tomando las banderas del comunitarismo en la urbe".

Por Danilo Herrera
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Danilo Herrera es Cientista político.

El Partido Demócrata Cristiano nace adhiriendo a la doctrina social de la Iglesia, desde la publicación de la encíclica Rerum Novarum, rompiendo con una facción mayoritaria del Partido Conservador, que estaban en pugna por los adelantos en secularización del Estado y las voces de avances en políticas sociales demandadas por la ciudadanía de la época. La mejor definición del naciente partido fue profundamente rural, ya que en ese momento se responden las demandas agrarias, en contraposición al avance urbano de los partidos proletariados. Además, podemos agregar que ese PDC era profundamente cristiano quedando a mitad de camino entre secularistas y conservadores de la época.

El pasado domingo 19 de noviembre, se repitió un resultado electoral negativo, que desde hace algunos años ya es tradición en la DC, que indican que el mundo rural y cristiano se transformó en minoritario o que dejó de votar por el partido. Es por esto que el PDC se debe replantear una nueva definición, ya que si se continúa hablándole a la ruralidad y a los cristianos se continuará la debacle electoral hasta la desaparición, o peor aún, hasta la irrelevancia que quizá ya está rozando.

Pero, ¿a quién le debe hablar la DC? Se debe volver a leer la realidad y apuntar a las problemáticas actuales. ¿Cuál es la nueva Reforma Agraria? Es la Reforma Urbana, los temas de ciudad; los que afectan la calidad de vida de millones de chilenos: construcción de barrios, la seguridad ciudadana, la equidad social, la movilidad urbana, el patrimonio, migrantes y áreas verdes. También, la DC debe sacudirse los harapos cristianos que le quedan, ya cada vez menos marcados y menos representantes de la ciudadanía. Definirse como laicos, sin contradecir las creencias propias, pero no luchar para que la sociedad chilena las tome como propias. Este debería ser el camino de los demócratascristianos, que quizá también les corresponda un cambio de nombre o una refundación mayor.

La refundación de la DC debería replantearse como un nuevo partido comunitarista, abandonando poco a poco el humanismo cristiano, y tomando las banderas del comunitarismo en la urbe, un sello decé fundado por Fernando Castillo Velasco que entregaba la respuesta demócratacristiana al derecho a la ciudad justa, que cada vez se ve más presente en la nueva generación del PDC como la lucha contra los llamados guetos urbanos del actual Intendente de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, o las propuestas programáticas de migración y seguridad ciudadana de la campaña presidencial de Carolina Goic.

Será esta nueva generación de liderazgos decés, liderada por los dos últimos candidatos presidenciales que tuvieron magros resultados, pero también un partido que nunca los acompañó fielmente, los que construyan una nueva alternativa de centroizquierda y que proponga soluciones a los ciudadanos de Chile para sus problemas cotidianos, donde no existan dogmas ideológicos que se pongan sobre las reformas que Chile necesita, con un mayor estándar ético que la ciudadanía le exige a la clase política.

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