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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Una nueva forma de administrar Colo Colo

"El modelo que proponemos no corresponde a las tan vilipendiadas corporaciones de antaño, pero sí pretende recoger su espíritu inclusivo, al que se le suman una regulación estatal férrea, estándares de transparencia elevados y en los que los directivos responden personalmente por sus acciones".

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Ignacio Franjola es Ingeniero comercial y gerente de la cooperativa Vámonos Quiñones.

Esta mañana se reunirá el directorio de Blanco y Negro S.A. Es probable que tras la reunión el presidente de dicha sociedad anónima salga emitiendo alguna declaración y compartiendo con los hinchas de Colo-Colo las últimas novedades respecto a fichajes y renovaciones de contrato. Más tarde, el plantel saldrá a la cancha a jugar la Supercopa, en un partido al que se presenta como amplio favorito. Así, es probable también que al final del día toda la angustia, rabia y vergüenza vivida durante el último mes debido a personalismo que promueve el actual modelo de administración, comiencen a pasar al olvido. Así son las cosas en Colo-Colo, o al menos así son para la mayoría de las personas. Así han sido durante 13 años.

Nosotros creemos que es posible que exista otro modo de administrar la institución que más adhesión genera en el país. Un modo que convoque en lugar de excluir, donde prime la voluntad de las mayorías y no de quienes han comprado el derecho a decidir en nombre de todos, sin que siquiera sientan la obligación de explicarnos sus razones. Un modo donde el fin último sean las necesidades y aspiraciones deportivas, sociales, culturales y económicas de quienes integran la institución.

El modelo que proponemos no corresponde a las tan vilipendiadas corporaciones de antaño, pero sí pretende recoger su espíritu inclusivo, al que se le suman una regulación estatal férrea, estándares de transparencia elevados y en los que los directivos responden personalmente por sus acciones. No estamos hablando de inventar la rueda, sino que de adoptar uno de los modelos emblemáticos de la economía social y que se ha materializado con éxito en empresas como Colún, Capel o Coopeuch: las cooperativas.

Este tipo de organización en principio salvaguarda todo lo que hipotéticamente hace una sociedad anónima y que fue la razón esgrimida para que éstas pasaran a administrar sin contrapeso el fútbol en Chile, pero añaden dos atributos que la hacen muy superior a una SA en esta materia: Primero, los fines de la cooperativa no son solo la ganancia económica de los socios. Segundo, la cooperativa asegura la participación de todos sus socios con igual derecho a voz y voto en la toma de decisiones internas, independiente del aporte económico que hubieren realizado.

¿Este modelo garantizará los éxitos deportivos? Claro que no, ninguno lo hará. Pero permitirá que los resultados de Colo-Colo sean producto de algo tan esencial en el fútbol como el trabajo colectivo, donde un accionista, por minoritario que sea, se sienta igualmente partícipe que el que más dinero aportó y tenga las mismas opciones de incidir en el rumbo de la institución.

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