Ley Sophia

Probablemente un delito que involucra lesiones de carácter graves que terminan con la muerte, que incluye abusos sexuales y donde victimario y victima son padre e hija, y en que la madre probablemente es cómplice, es de las cosas más brutales de las que podamos leer en la prensa. No es sorpresa de que un crimen como este movilice velatones y cientos de comentarios pidiendo justicia, es normal somos humanos, el duelo lo vivimos todos.

Esta columna espero que la familia no la lea, ya que por ser de temas legales pueda sonar hasta fría, pero creo servirá para que quienes vemos desde fuera, entendamos ciertas cosas. Antes de eso, mi solidaridad con la familia que sufre una pérdida tan grande, ojalá que el dolor sea cada día menor y la conserven en sus memorias.

Es un error creer que todo se soluciona con leyes, legislar “en caliente” solo nos lleva a cometer errores, y parece ser que leyes por casos especiales siempre terminan entorpeciendo más que solucionando. Vean el caso de Ley Emilia, y sus efectos que día a día son invalidados por inconstitucionales en tribunales, más encima en tribunales donde solo se puede llegar pagando altas sumas de dinero; el caso de La Ley Cholito, y su reglamento, o la esperanza infértil de que por tener una ley especial (Ley Zamudio) terminaríamos con los casos de discriminación. Todo esto acompañado por tweet, mensajes y hasta videos de parlamentarios que ahora mágicamente se necesitan penas más duras, pero que la noticia pasa y no hacen nada.

La maldad humana es algo que nunca lograremos entender, solo sabemos que con penas altas no solucionaremos nada. La evidencia demuestra que con penas altas solo llenamos cárceles sin solucionar nada de fondo, nunca lograremos prevenir, ya que este tipo de delitos tan violentos, son delitos que comenten personas irracionales, que jamás pensaran en la pena aplicable para detener su actuar.

Es muy probable que el autor, sea condenado a cadena perpetua, (mínimo 40 años en la cárcel, y recién después de esos 40 años, puede pedir beneficios, que dudo consiga por lo cruel de sus delitos) un castigo que es ejemplar, lo que todos esperamos. Además, piense en lo siguiente, si usted es partidario de la venganza pura y simple, el sistema carcelario chileno es un infierno en vida, en especial en este tipo de delitos.

La pena de muerte no volverá a Chile. Lo hemos discutido en cada una de las oportunidades que presenciamos un delito de esta naturaleza, no importa cuántas firmas juntemos, ni cuantas cartas enviemos. Mientras tengamos gobiernos que respeten las leyes, eso no pasara. Hace más de 18 años Chile se comprometió a derogar la pena de muerte en delitos comunes, y además de eso, se comprometió a través de una cláusula de un tratado internacional a no volver a aplicar esa pena, de hacerlo, el resto de los países nos mirarían sin el respeto que Chile se ha ganado a nivel internacional, e incluso los familiares del victimario podrían demandar al estado chileno, en instancias internacionales, ¿se imagina el escándalo?

Usted puede coincidir o no en estos puntos conmigo, pero sepa cuál es la realidad en estos casos. Estos hechos serán sancionados muy probablemente con una pena durísima, que existe en nuestra normativa, y que puede ser aplicada, perdóneme mezclar temas, pero los que hoy la están sacando barata por nuestra falta de indignación, son los delitos de corrupción. Por último, yo vivo tranquila sin que exista pena de muerte, recuerde que el sistema judicial lo hacemos las personas, los policías, abogados, fiscales, defensores, y jueces se equivocan.

Reiteró mi enorme pesar por lo ocurrido, como chilenos estamos de luto por un crimen tan horrible, pero eso no nos exime de saber que necesita de verdad nuestro sistema penal.