Inequidad en el acceso a tratamientos contra el cáncer
"Hoy urge una solución concreta y equitativa para quienes vivimos día a día con estas patologías".
Nancy Sarpi Pacheco es Presidenta Fundación Vi-Da.
Hoy en día el cáncer es un problema de interés público, una preocupación y necesidad real de todos los chilenos. Cada año aumenta la tasa de mortalidad en nuestro país y aún no contamos con una política de cáncer que levante los cimientos que se haga cargo de manera integral de esta patología. Ni tenemos claro cuáles son las medidas de corto y mediano plazo para enfrentarlo. Pero lo que más nos preocupa, es que en las recientes actuaciones del Ministerio, no sólo se nota la ausencia de una mirada futura, sino también hay vacíos en el presente que generan mayor confusión sobre la forma en que el Estado enfrenta este problema público.
Esta inquietud en base a lo siguiente:
1. En la Nota metodológica del proceso de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de la Comisión de Recomendación Priorizada de la ley 20.850, hemos visto que no hay criterios objetivos que permitan formarse un juicio de las causas y/o razonamientos médicos e incluso económicos que hayan llevado a la comisión a tomar una decisión que excluyera o no priorizara patologías con aumento y mayor incidencia en cáncer como lo es Cáncer de mama, gástrico, ovario, próstata, entre otros. Esto es esencial, porqué la ausencia de una justificación clara, abre un espacio para que muchos pacientes y organizaciones sintamos un trato inequitativo respecto al trato que nos da el Estado en la cobertura de estas patologías y arbitrario respecto a la inclusión o no de estas graves enfermedades. Aún nos cuesta encontrar una justificación debida en los actas y decisiones que conocemos, que puedan hacernos sentir que hay una decisión justa en cómo el Estado enfrenta estas patologías. Un ejemplo de ellos es la forma en que se enfrenta el cáncer de mamas en Chile.
2. Hoy en día hablamos de un problema de interés público. La forma en que se han tomado estas decisiones nos enfrenta a una preocupación mayor: saber cuál es la visión de estado a mediano y largo plazo para garantizar el acceso universal de dichas patología, que cada año aumenta la tasa de mortalidad en nuestro país, aun sin contar con una política de cáncer que levante los cimientos y plan de acción concreto que permita que todos los estamentos involucrados generemos un cultura en salud.
3. Según los últimos registros aún tenemos déficit del acceso y cobertura teniendo listas de espera en cuanto a auxilios extraordinarios pendientes en materia de solicitudes de coberturas de tratamientos de alto costo, donde aún persiste en las respuestas de los profesionales a cargo apelar a la beneficencia y autofinanciamiento del tratamiento, mediante la realización de bingos, completadas, rifas, bonos de cooperación, entre otros. Si cruzamos la información y las variables socioeconómicas se ha demostrado que la clase social y la etnia tienen un impacto devastador en la incidencia, tratamiento y mortalidad del cáncer y que estas inequidades son debidas a una gran cantidad de factores, incluyendo los factores socioeconómicos; los pacientes más necesitados son quienes tienen las mayores dificultades en acceder y verse beneficiados por centros terciarios de alto nivel de atención del cáncer. Según estudios en Chile, la población de menor nivel socioeconómico (NSE) tiene
4. Por último, insistir que necesitamos marcar precedentes y antecedentes claros, no cortoplacistas y paliativos de una problemática social, donde más allá de la prestación, el problema fundamental es la distribución ineficiente de los recursos del control del cáncer, dada la naturaleza y la ubicación de la necesidad. Esto surge a causa de tres problemas importantes que se superponen: la fragmentación dentro de los sistemas de salud, la desigualdad en la prestación de servicios basada en el poder adquisitivo y las diferencias geográficas en la prestación de servicios.
Según el informe The Economist “Control del cáncer acceso y desigualdad en América Latina, una historia de luces y sombras” En América Latina, el cáncer es un problema de salud pública sumamente serio. Conforme a los cálculos aproximados de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), en 2012 (el último año del que se dispone de datos comparables sobre la incidencia y la prevalencia internacional) un poco más de 1 millón de personas desarrollaron la enfermedad en América Central y América del Sur, y fallecieron 550 000 personas aproximadamente. En este estudio en particular, se concentraron en 12 países de la región, que en su conjunto representaban el 92 % de incidencia de cáncer y el 91 % de mortalidad en América Central y América del Sur en 2012: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.
A su vez en Chile, los tumores malignos son la segunda causa de muerte en Chile después de las enfermedades cardiovasculares, con 24.592 fallecidos en 2013 (25,6% del total de muertes) y una tasa de 139 por 100.000 habitantes. Sin embargo, son la primera causa de carga de enfermedad, con el 13,8% del total de Años de Vida Perdidos ajustados por Discapacidad (AVISA) en 2013. El aumento observado de las muertes por cáncer en los últimos años se debe al efecto del envejecimiento; al medir el riesgo de morir ajustado por edad, se observa que este disminuyó en un 14% entre 2000 y 2013 (Ministerio de Salud, estrategia Nacional del Cáncer 2016, versión publica actualizada).
Esto da cuenta de que hoy urge una solución concreta y equitativa para quienes vivimos día a día con estas patologías. Y las cifras e información que le presentamos dan cuenta de que parece ser que aún no tomamos plena conciencia en Chile de este problema. Solicitamos a usted una respuesta respecto al camino a seguir.