Prioridades en Salud
"La legítima aprehensión por la posible epidemia de influenza que se pueda dar este invierno en el país, no debe confundirnos respecto a las prioridades que requerimos para el sector Salud".
Manuel José Irarrázaval es Director Instituto de Políticas Públicas en Salud U. San Sebastián
Estas pueden mirarse desde 2 perspectivas, diferentes pero complementarias e indispensables.
I. Desde la mirada de los ciudadanos, se requieren medidas urgentes para empezar a solucionar problemas largamente postergados como:
a) Accesibilidad. Esto implica avanzar decididamente en reducir las listas de espera para consultas, interconsultas a especialistas, operaciones, atenciones de urgencia y prestaciones AUGE. Esto requiere una mucho mayor monitorización del sistema, definiciones de prioridades, mejorar la incorporación de tecnologías, complementación público-privada y “Bono” (si no hay respuesta, tú decides).
b) Calidad. La última encuesta de la Superintendencia de Salud reveló la persistente insatisfacción de los beneficiarios del Fonasa, respecto a calidad, accesibilidad y oportunidad de las atenciones. Se constata mejoría, pero las expectativas de los usuarios son mucho más exigentes. Parte de este aspecto debería ser modificar el sistema de Acreditación de los Prestadores, exigiendo información acerca de los resultados clínicos de sus acciones y hacerlos públicos, otorgando así a los usuarios mejores herramientas para decidir.
c) Acceso financiero. Este es un aspecto largamente discutido (con dos comisiones presidenciales), pero sin ninguna propuesta actual. Adicionalmente, es necesario reevaluar los planes que ayudan en patologías específicas y actualizar las canastas de prestaciones AUGE que deben cumplirse 100% antes de pensar en ampliarlas.
II. Desde la mirada de la organización del sistema, en una perspectiva de menor urgencia pero de mayor importancia:
a) Fuerte acento en mejoría de la gestión operacional: sistemas informáticos en que se estandarice la información haciéndola accesible en todos los sitios de atención, de adquisiciones, de control de gestión financiera y cuidadoso monitoreo del uso de licencias médicas, entre otras.
b) Rediseño de los “Organismos Superiores de Salud” de modo de minimizar el actual sistema de “partir de 0” en cuanto a programas, funcionarios, etc., en cada cambio de administración. Acercarnos a una estructura parecida al Banco Central, sería una buena perspectiva.
c) Reevaluar las metodologías de asignación de campos clínicos para la docencia. Estos son un bien común nacional y deben ser asignados sin sesgos ideológicos, optimizando las capacidades de todas las instituciones que efectivamente contribuyen en la formación de profesionales y especialistas.
d) Implementar sistemas de transferencias de recursos, vinculados a resultados (GRD) como herramienta básica de las asignaciones presupuestarias a todo el sector.
c) Adulto Mayor. Este es un tsunami que se nos viene al cual hemos dado buenas palabras pero pocas acciones específicas. Vale orientar las acciones camas socio-sanitarias, AUGE del adulto mayor o cambios a ley laboral permitiendo trabajos parciales.